RÍO PARANÁ
Ocho años para un pescador que mató a otro en una canoa
Marcos Britos acordó la pena de prisión efectiva con la fiscal Cecilia Bértora, por el asesinato de Javier Colliard, ocurrido en enero de 2009 sobre el río Paraná, cerca del barrio Los Arenales.
Viejas disputas territoriales, rencores vecinales o alguna deuda por el sacrificado trabajo en el río, podrían haber motivado un crimen sobre las aguas del Paraná. Por la razón que sea, Marcos Britos mató de un escopetazo en la cabeza a Javier Colliard arriba de un bote. Cuando llegaron a tierra firme, el barrio Los Arenales se conmocionó, y el hecho profundizó durante los días siguientes las diferencias que había entre familias antes de la muerte. Esta semana Britos, de 33 años, fue llevado a juicio, donde reconoció haber asesinado al joven, y recibió la pena mínima de ocho años de prisión.
Crimen sobre el río
En la tarde del 16 de enero de 2009, alrededor de las 19, una canoa celeste arribó a las orillas del barrio Los Arenales de Paraná, con tres personas y el cuerpo de otra sin vida. Marcos Britos, Carlos Godoy y Germán Boadilla rodeaban a Javier Collard, la víctima de 27 años, tirada sobre el suelo de la embarcación “Trini”. Enseguida se juntó una muchedumbre en el lugar, a unos 150 metros de la toma de agua. Hasta ahí llegó también personal policial de la División Homicidios, que comenzó a tomar testimoniales y los agentes de Criminalística levantaron las pericias sobre la escena del crimen.
Según se pudo reconstruir, los pescadores iban en la canoa navegando por el río Paraná, y en un momento dado se desató una fuerte discusión entre dos de ellos, por problemas que habrían tenido en el barrio. Pero la pelea se tornó violenta, hasta que Britos tomó la escopeta que habitualmente usaba para cazar y le cargó un proyectil lleno de municiones. Los remos se detuvieron, pero la corriente seguía moviendo el bote. Siempre según la reconstrucción el hombre de 30 años levantó el largo caño, apoyó la culata en su hombro y le apuntó a Colliard. Por un segundo hubo un silencio, hasta que gatilló. El joven cayó sobre un costado y quedó tendido mirando hacia arriba, dando las últimas bocanadas de aire.
Remaron hasta la costa, pero ya nadie podía salvarle la vida a la víctima. El informe de la autopsia practicada por el personal profesional del Departamento Médico Forense del Poder Judicial determinó que Colliard murió por un traumatismo cráneo encefálico grave. Por el recorrido que hizo el proyectil dentro de la cabeza, la víctima habría estado más abajo que el agresor, sin mirarlo de frente: el proyectil ingresó por el costado derecho de la cabeza y salió por la zona submandibular. Se podría imaginar a Colliard sentado o agachado, pidiendo que no le dispare, y Britos parado, apuntándole, sin escuchar la súplica.
La presencia de hechos violentos fue el contexto general de la situación, tiempo antes y después del asesinato. Incluso, familiares de uno llegaron a incendiar la vivienda del otro, según se informó.
Acuerdo y cárcel
En el juicio abreviado, llevado a cabo en la Sala Nº 2 de la Cámara del Crimen, Marcos Britos acordó con la fiscal Cecilia Bértora realizarlo de forma abreviada. De este modo, reconoció su responsabilidad en el asesinato, y aceptó la pena de ocho años de prisión efectiva en la cárcel de Paraná por el delito de Homicidio. La Sala Nº 2 de la Cámara del Crimen, integrada por Marcela Badano, Marcela Davite y Raúl Herzovich analizarán el pedido para imponerle la condena al pescador.
El escopetazo atravesó la cabeza de la víctima desde el costado derecho hasta abajo de la boca.