El “Perrito” Barrios: el jugador más bajo del fútbol argentino es un récord de talento
El futbolista de San Lorenzo es el más bajo de la primera división en la Argentina: su talla fue sólo igualada por el “Keko” Villalba, quien milita en el ascenso con Ferro Carril Oeste.
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Se sabe que la mayoría de los deportes demandan antes que nada un biotipo. La altura en el básquet, la fortaleza en el rugby, y así. El fútbol sólo exige talento. Y si no que lo diga Cristian Nahuel Barrios, alias Perrito, quien se eleva del suelo apenas 156 centímetros y es uno de los mejores jugadores de la Liga local.
El Perrito Barrios es directamente el futbolista más bajo de la primera división en la Argentina, una talla sólo igualada por el “Keko” Villalba, quien milita en el ascenso con Ferro Carril Oeste.
El talento en este juego no sabe de envases, y Barrios, que pesa volátiles 61 kilos, fue la figura de San Lorenzo, en el clásico con Boca Juniors, jugado en el Nuevo Gasómetro en la pasada jornada, con una endiablada habilidad que lo vio protagonizando las mejores jugadas del conjunto de Boedo.
Si de talla mínima se trata, podemos recordar la fulgurante aparición en River, 15 años atrás, de Diego Buonanotte (1.60), actualmente en el fútbol chileno. Incluso, si queremos ir a lo más “alto” del balonpié, es bueno apuntar que Diego Maradona y Lionel Messi no llegan al 1,70.
Precisamente, se recuerda que a Barrios le fue ofrecido en San Lorenzo el tratamiento hormonal para estimular el desarrollo físico que pudo hacer nuestro Lío, pero luego se concluyó que, a los 12 años, ya era tarde para que tuviera efectos.
Ironías fenomenales del fútbol y de la vida: el hombre más chiquito del fútbol nacional hizo su primer gol... de cabeza, en abril de 2017, ante Universidad Católica.
Como otros, nuestro héroe trae una infancia dura en el complejo de monoblocks de Dock Sud, en el enclave de Avellaneda lindero con el Riachuelo. Cómo no recordar, en este punto, los personajes entre divertidos e intimidantes que habitaban el lugar, de la serie “Okupas”.
“Los partidos ahí se ponían picantes, a mí me invitaban a jugar los más grandes y me cagaban a patadas. Me gustaba igual, eh”, declaró, desafiante. En esos durísimos partidos se forjó el aguante de su módica humanidad.
Barrios empezó a jugar más formalmente en el club “Amor y Lucha” de Gerli, donde lo vieron buscadores de talentos de San Lorenzo. Lo siguiente fue pasar a las inferiores del club Santo, y soñar con llegar a ser profesional...
La oportunidad le llegó a los 19, en 2017, con el uruguayo Diego Aguirre de entrenador. Para ser breves, lo que siguieron fueron subas y bajas, y préstamos a otros clubes, hasta que finalmente el actual DT, Rubén Darío Insúa, no se dejó influenciar por su –baja- estatura y le dio la número 10, nada menos.
Tanto respondió el pequeñín, tanto se “agrandó”, que hasta tuvo tiempo de pelearse con Fernando Tobio (1,90), en el último clásico con Huracán, lo que por supuesto disparó todo tipo de memes.
Con esa actitud de David frente a ese y otros Goliats, puede escribirse la historia de Nahuel “Perrito” Barrios, el jugador más bajo del fútbol argentino, pero también el que más cerca está de la pelota. Porque la calidad nunca se puede medir o pesar, pero la reconocemos todos.
Se sabe que la mayoría de los deportes demandan antes que nada un biotipo. La altura en el básquet, la fortaleza en el rugby, y así. El fútbol sólo exige talento. Y si no que lo diga Cristian Nahuel Barrios, alias Perrito, quien se eleva del suelo apenas 156 centímetros y es uno de los mejores jugadores de la Liga local.
El Perrito Barrios es directamente el futbolista más bajo de la primera división en la Argentina, una talla sólo igualada por el “Keko” Villalba, quien milita en el ascenso con Ferro Carril Oeste.
El talento en este juego no sabe de envases, y Barrios, que pesa volátiles 61 kilos, fue la figura de San Lorenzo, en el clásico con Boca Juniors, jugado en el Nuevo Gasómetro en la pasada jornada, con una endiablada habilidad que lo vio protagonizando las mejores jugadas del conjunto de Boedo.
Ironías fenomenales del fútbol y de la vida: el hombre más chiquito del fútbol nacional hizo su primer gol... de cabeza, en abril de 2017, ante Universidad Católica
Si de talla mínima se trata, podemos recordar la fulgurante aparición en River, 15 años atrás, de Diego Buonanotte (1.60), actualmente en el fútbol chileno. Incluso, si queremos ir a lo más “alto” del balonpié, es bueno apuntar que Diego Maradona y Lionel Messi no llegan al 1,70.
Precisamente, se recuerda que a Barrios le fue ofrecido en San Lorenzo el tratamiento hormonal para estimular el desarrollo físico que pudo hacer nuestro Lío, pero luego se concluyó que, a los 12 años, ya era tarde para que tuviera efectos.
Ironías fenomenales del fútbol y de la vida: el hombre más chiquito del fútbol nacional hizo su primer gol... de cabeza, en abril de 2017, ante Universidad Católica.
Como otros, nuestro héroe trae una infancia dura en el complejo de monoblocks de Dock Sud, en el enclave de Avellaneda lindero con el Riachuelo. Cómo no recordar, en este punto, los personajes entre divertidos e intimidantes que habitaban el lugar, de la serie “Okupas”.
“Los partidos ahí se ponían picantes, a mí me invitaban a jugar los más grandes y me cagaban a patadas. Me gustaba igual, eh”, declaró, desafiante. En esos durísimos partidos se forjó el aguante de su módica humanidad.
Barrios empezó a jugar más formalmente en el club “Amor y Lucha” de Gerli, donde lo vieron buscadores de talentos de San Lorenzo. Lo siguiente fue pasar a las inferiores del club Santo, y soñar con llegar a ser profesional...
La oportunidad le llegó a los 19, en 2017, con el uruguayo Diego Aguirre de entrenador. Para ser breves, lo que siguieron fueron subas y bajas, y préstamos a otros clubes, hasta que finalmente el actual DT, Rubén Darío Insúa, no se dejó influenciar por su –baja- estatura y le dio la número 10, nada menos.
Tanto respondió el pequeñín, tanto se “agrandó”, que hasta tuvo tiempo de pelearse con Fernando Tobio (1,90), en el último clásico con Huracán, lo que por supuesto disparó todo tipo de memes.
Con esa actitud de David frente a ese y otros Goliats, puede escribirse la historia de Nahuel “Perrito” Barrios, el jugador más bajo del fútbol argentino, pero también el que más cerca está de la pelota. Porque la calidad nunca se puede medir o pesar, pero la reconocemos todos.