El expediente penal Nº 11.834, caratulado “Viera, Juan Pablo – Homicidio Agravado” llegó a la Sala I de la Cámara del Crimen, elevado a juicio por el juez de instrucción de Diamante Jorge Barbagelata Xavier, para que se lleve a cabo el debate donde se ventile el presunto parricidio que en mayo conmovió a los diamantinos.
El hombre de 34 años está imputado de Homicidio doblemente calificado, ya que se lo acusa de un crimen con dos agravantes: por el vínculo, porque se sospecha que dio muerte a su padre, y porque supuestamente lo hizo para robarle dinero.
El hecho ocurrió el 7 de mayo de 2011 en un horario que no pudo ser determinado, en el interior de la casa de la familia Viera, en la esquina de Colón y Brown de Diamante. La víctima, Juan Carlos Viera, de 66 años, habría sido golpeado por su hijo en medio de una discusión, y sepultado en un hueco poco profundo realizado debajo de una cama, tapado por una cubierta precaria de cemento y ladrillos.
Hallazgo. El jueves 12 de mayo alrededor de las 18, la Policía de Diamante recibió un llamado que alertaba sobre una discusión entre Juan Pablo Viera y sus dos hermanos, que habían viajado desde Buenos Aires, donde viven desde hace años. Cuando los funcionarios llegaron al domicilio se encontraron con un cuadro dramático. Los hermanos del imputado; un varón y una mujer, a los gritos, pedían explicaciones a Juan Pablo respecto de la desaparición de su padre.
Habían llegado a Diamante luego de mantener un contacto telefónico con Juan Pablo, en el cual el muchacho les habría dado a entender que el padre había muerto después de una discusión por dinero.
Conocida la versión de los hermanos acerca de un final trágico de Viera, y tras haber informado al juez, la Policía resolvió dar intervención a peritos de Criminalística y bomberos zapadores de Paraná, quienes comenzaron a buscar el cuerpo dentro de la vivienda que compartían padre e hijo, y poco después de las 21 del mismo 12 de mayo lograron dar con el cadáver, que se encontraba “en posición fetal, bajo una cubierta de cemento y ladrillos”, justo debajo de la cama donde dormía su hijo.