Una mujer de unos 25 años debió ser contenida por un sacerdote ayer en Concordia, al manifestarse en ella “una evidente presencia del Maligno”, de acuerdo a lo que el propio encargado de la parroquia Nuestra Señora del Valle, Marcelo Dalmazo, dijo sobre el caso.La joven fue llevada por sus familiares hasta el templo ya que gritaba una serie de blasfemias que los llevó a pensar que estaba “poseída”. En declaraciones Dalmazo señaló que si bien la situación causa nervios y hasta temor en los familiares, es “una situación más normal de lo que parece” cuando se trataba de “una persona que viene con alguna dificultad en su espíritu, por decirlo de una manera elegante”. Además, subrayó que su intervención no debe ser calificado como un exorcismo, “por que no se llegó a ese punto”.

El padre Marcelo Dalmazo reconoció que “para algunos parece espectacular la cosa, porque esta persona llego a los gritos y con cierta resistencia a que la traigan a la iglesia”, pero explicó que no se llegó a un exorcismo, ya que “dentro de lo que es la presencia del mal en la vida de las personas, la iglesia tiene ciertas categorías”, detallando que “la categoría más normal es la tentación que sentimos todos los días y a cada instante” mientras que “la presencia mayor llegaría a ser la posesión diabólica, pero que es muy poco frecuente ya que tendrían que darse demasiadas condiciones”.
 

Allí puntualizó que “entre la posesión y la tentación se dan ciertas manifestaciones, que suelen afectar ciertas facultades de las personas”, por lo que a veces “manifiestan una fuerza especial, comienzan a hablar en otros idiomas y a cambiar la voz” y como en el caso en cuestión, una resistencia a “como ella que gritaba y hacía fuerza para no entrar al templo”.
Insistió que “eso es normal siempre que hay alguna manifestación del Maligno, hay cierta aversión a lo sagrado”.
Dalmazo reiteró que “es normal” que se presenten situaciones como las vividas en el mediodía de este miércoles, los cuales “se liberan con el poder de la oración” y sin que sea necesaria la intervención del único sacerdote que en la Diócesis está autorizado a exorcizar.
Posteriormente, en horas de la tarde, el religioso fue hasta la vivienda de la joven, en la zona norte de Concordia “donde bendecimos su casa, por que ella sentía que allí estaba esa presencia que la alteraba”, señalando por último que “la seguiremos acompañando, más que nada para comprobar que la liberación o a sanación ha sido efectiva”.