Primero, con el ardid del accidente, luego con la mentira del secuestro. Con sólo tres llamados telefónicos los estafadores lograron hacerse de una suma de dinero a través de dos de los conocidos secuestros virtuales. La víctima fue una pareja de Paraná que el miércoles estuvo en vilo, depositó la plata y luego cayó en que se trataba de un engaño.
Desde la Policía se alertó sobre el crecimiento de esta modalidad delictiva, ya que se registraron varias denuncias sobre hechos similares, aunque ninguno que haya llegado hasta completar la operación financiera.
Primer objetivo: los números
El primer llamado de los delincuentes tuvo como objetivo conseguir los números telefónicos de las víctimas. Para eso, llamaron al teléfono fijo de su domicilio. Atendió la empleada doméstica, y la voz del otro lado se presentó como un policía de una comisaría, que avisaba sobre el accidente que sufrieron tanto el dueño de casa como su hijo, y le pidió a la mujer el número telefónico tanto de la esposa de la víctima del falso choque como también del esposo. La empleada se alarmó ante la novedad, y no dudó en pasarle ambos números.
El ardid delictivo
Con estos datos obtenidos, los ladrones siguieron al segundo paso: discaron y llamaron al mismo tiempo a la mujer y al hombre, y les esgrimieron el mismo verso a ambos. Con una sorprendente habilidad verbal para la situación, les dijeron que tenían a su pareja secuestrada y que no volvería a verla si no realizaba un depósito de dinero de manera urgente para el rescate.
Posiblemente las víctimas hayan dudado en algún segundo de la conversación, pero los estafadores no les dieron la oportunidad de reaccionar y tomar otra actitud.
La obligación consistía en realizar un giro de dinero a través de la empresa Western Union, que ofrece el servicio de enviar y recibir efectivo a cualquier parte del país y del mundo donde haya una sucursal. El destinatario del mismo debía ser un hombre, y el lugar de destino la ciudad de Córdoba.
Así que el marido y la esposa reunieron el dinero como pudieron y de la manera más rápida posible, y se dirigieron al local de Western Union que está dentro del hipermercado de calle Larramendi. Según se informó, la suma que depositaron rondaría los 5.000 pesos cada uno, es decir unos 10.000 en total entre los dos.
La primer pregunta que surge es cómo ninguno intentó antes de averiguar si el secuestro era cierto, llamando por teléfono o ubicando de alguna manera al otro. Pero los estafadores los obligaron a no cortar la comunicación, bajo la amenaza de dañar al supuesto secuestrado. El miedo pudo más, y así, manteniendo una conversación permanente, lograron que las víctimas llegaran a depositar el efectivo.
Luego de cortar, ambos se comunicaron entre sí y se dieron cuenta que habían sido engañados.
Investigación
A través del registro que dejaron las llamadas telefónicas y la identificación de la persona a cuyo nombre se realizó la transferencia financiera, la Policía busca a los delincuentes. Pero el sistema que tiene la mencionada empresa de envío y recibo de dinero a la distancia permite retirar el efectivo a las pocas horas de haberse depositado, ya además puede que la identidad del ladrón sea falsa, al igual que el documento que se debe presentar para recibir la plata.
Cortar la llamada
Desde la Policía de Entre Ríos se advirtió a la población del crecimiento de esta modalidad delictiva, que puede ser cometida desde cualquier punto del país.
Para ello, la principal recomendación es cortar la comunicación inmediatamente y verificar la veracidad del supuesto accidente o secuestro. Es cierto que la angustia y la desesperación del momento, cuando amenazan tener a un ser querido secuestrado, no siempre lo permite. Pero por ejemplo se puede argumentar que se acaba la batería del celular, para colgar.
A su vez, luego de constatar el intento de engaño, se solicita exponer el mismo ante la comisaría de la jurisdicción que corresponda, para que la Policía y la Justicia tomen conocimiento.