El sábado a la noche Bovril quedó desierto. El movimiento se trasladó a una fiesta de casamiento que concentró toda la atención y a la que asistió desde la gente del pueblo hasta familiares de otras provincias. El terreno quedó despejado para el accionar rápido, fácil y eficaz de ladrones que se llevaron más de medio millón de pesos de una vivienda.

Ahora todos son sospechosos: desde los vecinos que no fueron a la fiesta hasta uno por uno de la lista de invitados.

En la tranquilidad de la noche fresca del fin de semana, los maleantes ingresaron por el fondo a la casa de avenida San Martín, a media cuadra de la plaza central. Allí vive la secretaria de la escribanía Müller, que hace toda una vida realiza las transacciones y escrituras, principalmente rurales, de la zona. Por costumbre, la mujer se llevaba el dinero y lo guardaba en el placard de su habitación. Siempre se manejaron así, y el fin de semana no fue la excepción. El dato llegó a los oídos de los ladrones, que esperaron la oportunidad de que la casa quede vacía para ingresar y dar el golpe. Solo tuvieron que forzar una reja para entrar, fueron directamente a la habitación indicada, abrieron el placard y retiraron las dos bolsas con el dinero. No revolvieron nada ni tocaron otra cosa, simplemente se retiraron como llegaron, y de-saparecieron en la madrugada con los billetes en su poder.

El sol del domingo ya había despuntado, y algunos seguían bailando y bebiendo en los festejos por el nuevo matrimonio. Cuando la empleada de la escribanía llegó a su casa para descansar, advirtió lo que había sucedido, y de inmediato avisó a la Policía. En la denuncia se confirmó que el monto total robado es de 144.000 dólares y 28.000 pesos, y también se habrían llevado los libros de la escribanía donde estaban anotados los movimientos financieros. “Hasta el juez vino el domingo a la siesta”, comentó un vecino. Y efectivamente se hicieron presentes todos: el juez de Instrucción de La Paz, Carlos Trajtemberg, el fiscal Enrique Martínez, el delegado judicial y las autoridades policiales de la Departamental, quienes comenzaron a tomar las medidas para esclarecer el hecho.

La investigación abrió un amplio abanico de hipótesis. La lista de invitados es revisada detalladamente, más que los novios al escribirla. Los empleados de máxima confianza de la escribanía, ahora están bajo la lupa. Los pocos vecinos que tuvieron otros planes el sábado a la noche son interrogados. Las huellas detectadas en el lugar no tienen aún con quién cotejarse. Algunos conocidos maleantes del pueblo, por las dudas, también están en la mira.

Lo evidente para la investigación es que el ladrón tenía un detallado conocimiento de la existencia del dinero en la casa, y hasta del lugar donde se guardaba, por lo que la búsqueda se orienta hacia el entorno de la víctima. Pero si no aparecen testigos o pruebas contundentes, crece la posibilidad de que el delincuente y las dos pequeñas bolsas de nylon con la alta suma de dinero se pierdan con el paso de los días.

Una vieja costumbre
No es una novedad que la escribanía de Rubén Eduardo Müller, de Bovril, maneje diariamente altas cifras de dinero en efectivo. Es el estudio que desde hace muchos años realiza la mayor cantidad de transferencias y escrituras públicas en la zona, sobre todo con la compra y venta de campos y animales. Lo que sí es novedoso es que ahora hay ladrones que se dedican a robar el dinero que es manejado a la antigua en los pueblos y localidades pequeñas.

“La gente tiene por costumbre desde hace muchos años dejar el dinero en un ropero, en una bolsa de nylon y demás, y tiene mucha confianza”, explicó el jefe de la Policía Departamental de La Paz, Edgardo Dreise.

Y de la misma manera trabajó siempre la escribanía víctima del robo. Si bien en Bovril hay una sede del banco Bersa y otra del Nación, donde dicho estudio opera casi todos los días, guardaban en la casa de la empleada una suma de dinero para otros movimientos, siempre con la misma confianza con los empleados.

Cabe recordar que en las últimas semanas, en la localidad de Cerrito ocurrieron hechos similares, por el manejo de altas sumas de dinero guardadas en los domicilios. Por ahora, una mala costumbre para los tiempos que corren.