River tenía que dar vuelta la página, luego de una eliminación de la Copa Argentina que pegó duro en los hinchas y en el humor de Ramón Díaz, y ganar para mantenerse a dos puntos de Newell´s, que en la previa había superado a Racing en un partidazo. Pero Quilmes le amargó la noche y lo alejó de la lucha: fue 1-1, en un Monumental que empezó a vivir el Superclásico con Boca.
Y otra vez el héroe de la noche parecía ser Eder Balanta, quien la semana pasada fue el responsable de la victoria sobre Godoy Cruz y abrió el marcador a los nueve minutos del segundo tiempo de cabeza, tras meter un salto de atleta olímpico. El entrenador millonario dijo hace unos días que el colombiano tenía cosas de Daniel Passarella. Al menos el gol, parece tenerlo.
Pero a la Banda no le sobraba nada. Tuvo más la pelota, pero careció de profundidad en varios pasajes y le costó pensar las jugadas. Es la apuesta de Ramón: velocidad y dinámica. Lo dicen los nombres: Funes Mori, Iturbe, Sánchez, Rojas y Lanzini para generar en ofensiva. Por eso al elenco local se lo vio muchas veces apresurado, sin pausa. Y Quilmes tuvo las suyas.
El equipo cervecero nunca dio el encuentro por perdido, más allá de que el local fue más en la primera parte, sólo un poco más. Al cabezazo de Mercado al travesaño y al cabezazo de Lanzini cerca de un poste, la visita contestó con un frentazo de Romero que salvó Barovero y una gran jugada personal de Elizari que también tapó el arquero.
Y cuando River se disponía a festejar los tres puntos, Martín Cauteruccio calvó una terrible bomba tras un centro atrás y decretó el 1-1 decisivo. Sobre el final, a los 49, Funes Mori se sacó de encima al arquero, se abrió un poco y dilapidó una chance clarísima. La hinchada del Millonario terminó con el grito de guerra: "Que el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar"