Son muchas las batallas que ha afrontado este grupo de Boca, pero la de mañana tiene un sabor especial. Por el rival, por el contexto, por las urgencias, por la necesidad de encontrar un motivo para evitar un derrumbe. Es que Boca sabe que después del partido en San Pablo ante Cortinthians muchas cosas pueden suceder. Está atado todo a 90 minutos de fútbol, y los jugadores del conjunto xeneize conocen. de qué se trata. Es que sólo la Copa Libertadores permite que el maquillaje de este modelo de Carlos Bianchi no termine todo desalineado y desfigurado. La ventaja en la Bombonera en el primer partido es el sustento de una etapa que está al límite y que puede estallar en cualquier momento.
"Está muy fresca aquella final perdida, tenemos una espina clavada. Nos jugamos todo. Sabemos que va a ser duro, pero vamos a dejar todo para pasar." Las palabras de Walter Erviti son la fusión perfecta entre declaraciones de protocolo y de una realidad que muestra claramente lo que representa el juego de mañana en el Pacaembú.
Más allá de los sistemas, los nombres o las presencias de uno u otro futbolista, lo que se piensa en la intimidad del plantel xeneize es cómo evitar que se corte el delgado hilo que representa el certamen continental para Boca. Porque más allá de que se trata de la competencia que desde que comenzó el año el grupo puso como prioridad, se sabe que la ciclotimia en el rendimiento del conjunto es lo que siembra la incertidumbre. "Boca no merece estar donde está, pero es la realidad y hay que trabajar para sumar puntos en estos partidos finales. Somos conscientes de que Boca tiene que sumar más puntos para no sufrir en el futuro", dijo Erviti en Fox Sports.
Son muchas las conjeturas que se sacaron en el último tiempo acerca de las prioridades de Boca. Y está claro que a Bianchi y sus muchachos sólo la Copa les quita el sueño. Es por eso que guardó a los mejores soldados para el duelo con Corinthians y el DT tendría a su mejor intérprete en el campo desde el arranque: Juan Román Riquelme. Más allá de las estructuras -el Virrey utilizaría un esquema bastante cauteloso-, el capitán xeneize será una de las cartas para intentar clasificarse a los cuartos de final, aun cuando no está al ciento por ciento de su plenitud física. Sólo sorprende que Juan Manuel Martínez, uno de los refuerzos de Boca, no haya entrado en la consideración del DT para estar entre los titulares, después de los esfuerzos que se hicieron para contratarlo.
"Ya está, aquella final ya pasó. Hoy estamos viviendo esta Libertadores, en la otra nos quedamos con las ganas. Ojalá que podamos seguir creciendo en esta Copa. Enfrentamos a un equipo con mucha jerarquía y sabemos que vamos a una cancha complicada. Es lo que nos pasó la otra vez, esperamos que esta vez cambie la historia. Creo que estamos bien aunque llevamos muchos partidos sin ganar. Ojalá logremos la clasificación y podamos revertir la imagen del torneo local", comentó en ESPN Radio Rivadavia Leandro Somoza, uno de los hombres que recuperaron su lugar en el formación titular.
Un desafío extremadamente importante para Boca, no sólo por Corinthians y los recuerdos de la última final perdida, sino porque en el juego de mañana está depositado buena parte de su futuro..
