Desde el lunes, la Sala I de la Cámara del Crimen de Paraná está juzgando a un hombre de 52 años por abuso sexual agravado y violaciones reiteradas en perjuicio de cuatro niñas de entre 4 y 6 años durante más de una década. El debate se realiza a puertas cerradas en la sala de tribunales y en los primeros días los jueces Miguel Ángel Giorgio, José María Chemez y Hugo Daniel Perotti escucharon la escalofriante declaración de las víctimas, que hoy tienen entre 22 y 25 años.
El acusado, Pablo Esteban Bruselario, un albañil y jornalero de 52 años, llegó al juicio oral en libertad, por disposición del Superior Tribunal de Justicia (STJ), pero podría recibir una pena de hasta 50 años de prisión, según indicaron fuentes judiciales.
Los aberrantes hechos ocurrieron entre 1992 y 2004 en Strobel, departamento Diamante, pero salieron a la luz recién en junio de 2006, cuando una de las niñas, que ya tenía 18 años, se animó a contar su calvario y el motivo de sus pesadillas. Luego de vencer el miedo, las demás también contaron el horror que les tocó vivir durante su niñez y adolescencia.
Las cuatro víctimas vivieron amenazadas durante esos años. Durante la instrucción se acreditaron alrededor de 50 violaciones contra una de las niñas y veinte contra otras dos, desde que tenían entre 5 y 6 años hasta que cumplieron los 12 y 14 años. La otra víctima no fue violada, pero, como las otras, fue obligada por Bruselario a masturbarlo y sometida a otro tipo de impudicias, tal el testimonio que dieron en sede judicial.
Los testimonios de las jóvenes son escalofriantes y en todos los casos revelan un modo de actuar de parte de Bruselario. “Yo tenía 5 años. Un día me agarró y me dijo que me iba a llevar a jugar con la hija, pero cuando llegamos a la casa no había nadie. Ahí fue donde abusó por primera vez: él me sacó toda la ropa y me acostó en la cama, yo no lloraba ni tenía miedo porque no sabía de qué se trataba; después se sacó los pantalones y el calzoncillo, me agarró mi mano, se la llevó a su pene y me hacía masturbarlo”, contó la primera de las víctimas que se animó a denunciar lo que les había pasado.
“Después empezó a buscar también… (a otra nena) y nos hacía acostar a las dos y nos hacía lo mismo, nos hacía masturbarlo una al lado de la otra. Hasta que un día me llevó a mi sola al Marrincho y ahí fue donde me violó. Tenía como 6 o 7 años”, agregó.
El Marrincho es un arroyo ubicado en una zona de montes, alejada de la ciudad, donde se corrían cuadreras de caballos al que se accede por un camino lateral al curso de agua. Ése fue uno de los escenarios donde el abusador cometió las aberraciones. En otras ocasiones lo hizo en su propia casa, que compartía con su esposa e hijos, y también en la zona del puente sobre el arroyo La Ensenada.
Durante años Bruselario mantuvo amenazadas a sus víctimas para que no contaran lo que les hacía. Les decía que mataría a sus padres. Luego de que se diera intervención a la Justicia, el propio violador amenazó en plena calle a la primera de sus víctimas que se animó a relatar el horror.
Las cuatro víctimas fueron sometidas a pericias psicológicas. La profesional que las entrevistó hizo constar en su informe que los episodios violentos y no consentidos de contenido sexual quebraron la posibilidad de oposición de las niñas y que en todas ellas el aparato psíquico se encuentra dañado por lo que recomendó tratamiento psicológico.
En el caso de la primera de las jóvenes, la licenciada en Psicología a cargo de las pericias diagnosticó que “tiene sentimientos de culpa” y que existen indicadores de “depresión, baja autoestima, miedo, culpa y estigmatización”.
La pericia psicológica de las otras tres chicas coincide en que exhiben síndrome de acomodación al abuso sexual infantil, una suerte de adaptación inconsciente que desarrollan los seres humanos para sublimar las atrocidades a las que estuvieron sometidos en esa etapa. En el caso de otra de las víctimas, señala que “aparecen indicadores de miedo, necesidad de protección” y que “padece pesadillas y presenta una alteración en el desarrollo psicosexual producto de los abusos”.
Además, la perito dejó en claro que ninguna de las jóvenes presenta “rasgos de personalidad fabuladora o mendaz