El insólito ejemplar de repollo fue cultivado por María Elena Wilvers en su huerta de la vecina localidad de Libaros. La mujer le contó que hace años que lleva cultivando y cosechando repollos, pero “es la primera vez que pasa que uno tenga semejante peso”.
Asegura que no sabe qué fue lo que ocurrió porque no ha cambiado su método de cultivo, “en absoluto”, afirma. “La semilla la compré en la Cooperativa de Correa, en San Marcial (hoy en manos de Lucienville), y no la utilicé de inmediato. Cuando lo hice advertí que en el sobre había una fecha límite como para utilizarla, y de eso ya había pasado mucho tiempo”, comentó la mujer.
El “repollito” tiene más de un metro de diámetro y “como no tenemos donde guardarlo lo haremos ensalada”, dice Doña María Elena en tono jocoso.
El yerno, José Luis Ramat asegura que tan buena producción se debe “a la buena mano de mi suegrita”. Y entre los elogios aprovecha para reclamar: “estaría bueno que haga un buen asado para acompañar la rica ensalada que se puede hacer con el “repollito”. Será un placer acompañarla”.
Es de destacar que Wilvers conserva la costumbre de la huerta familiar con su esposo Orlando y participan su hija, Marisa, su yerno, y los nietos Walter y Gustavo.