A mediados de 2010, la ciudad de Paraná se conmovió ante la muerte de Maia Roth, una chica que salía de un boliche con sus amigas, quienes sufrieron graves heridas. El joven que provocó el accidente escapó del lugar y estuvo dos días prófugo, hasta que se presentó ante la Justicia. A un año y medio la causa avanzó, el conductor fue procesado y a poco de ser elevada a juicio la defensa solicitó que se le otorgue el beneficio de la suspensión del juicio a prueba. La querella se opuso a este pedido debido a la gravedad del hecho, y ahora la fiscal debe resolver si acepta o no, para que finalmente la jueza decida sobre el futuro del joven.
El 19 de noviembre de 2010 Maia fue a bailar con sus amigas a un boliche de la zona de la Toma Vieja. A la salida, para volverse a sus casas se tomaron un remís de la empresa San Cayetano. Cuando el Fiat Duna se dirigía por la avenida Blas Parera, un auto lo chocó levemente de atrás, pero el impacto le hizo perder el control al conductor. El remís giró a la izquierda ocupando el carril de la mano contraria, justo cuando venía un VW Gol de frente, que embistió de lleno el lateral del Duna. Mientras, el auto que provocó el desvío del remís escapó rápidamente del lugar.
La desesperación ganó la escena en la avenida con los autos destruidos y las víctimas en su interior. Llegaron ambulancias que se llevaron a las chicas al hospital San Martín, donde se constató que una de ellas había muerto en el lugar: era María de los Ángeles Roth, conocida como Maia, de 16 años, quien vivía en Oro Verde con su familia y asistía a una escuela de la ciudad universitaria. Las otras tres adolescentes (Daniela y Florencia Mir, hermanas de 16 y 17 años, Florencia Ferreira, de 17, y Valeria Regner, de la misma edad) sufrieron graves lesiones que las dejaron internadas por varios días más, con múltiples fracturas en caderas y pelvis.
La Policía inició la búsqueda del sospechoso, y al cabo de tres días, cuando parecía que se le había perdido el rastro, el auto Chevrolet Corsa fue localizado en la cochera de una casa de calle España, y el conductor, Federico Tapón de 22 años, se entregó a la Justicia y estuvo detenido en la Alcaidía por varios días. Casi tres meses después, la jueza de Instrucción Nº 1, Patricia Yedro, dictó su procesamiento por los delitos de Homicidio culposo, Lesiones graves y Abandono de persona en grado de tentativa, y le impuso serias restricciones para no conducir ningún vehículo, no consumir alcohol ni estupefacientes, y presentarse regularmente en la Justicia.
Un año y cinco meses después, la defensora de Tapón, Noemí Berros, solicitó que la Justicia suspenda el proceso y ponga a prueba la conducta del joven a través de tareas comunitarias, beneficio conocido como Probation. La querella particular de la familia de Maia Roth, representada por los abogado Guilermo Vartorelli y Alberto Leonetti, se opuso tajantemente a que se le conceda este pedido, porque consideran: “Es un hecho muy grave que no amerita que se le otorgue el beneficio de la suspensión del juicio a prueba, porque el mismo está previsto para aquellos delitos que tengan una escasa trascendencia jurídica. En este caso estamos hablando de un homicidio, cuatro lesionadas grave y un abandono de persona, por lo tanto entendemos que no es un caso donde deba otorgarse la Probation”. Ejemplificaron en este sentido el caso de Yamila Rueda, la chica que también murió tras ser atropellada por un automovilista que huyó, donde se rechazó la Probation para el acusado. Los querellantes, además de reclamar que se rechace el pedido de la defensa, solicitaron la elevación de la causa a juicio oral y público.
Ahora resta esperar la decisión de la fiscal Nº 8, Carolina Castaño, sobre si concede o no el pedido de Probation, que será fundamental para la evaluación que haga del mismo la jueza Yedro.
