SELECCION ARGENTINA.
EL EQUIPO DE SABELLA GANO CON 3 GOLES DE MESI.
a estrella solitaria del crack rosarino Lionel Messi, autor de los tres tantos -dos de ellos geniales-, justificó este miércoles el amistoso que el seleccionado argentino de fútbol le ganó 3 a 1 a Suiza en el estadio Suisse Wankdorf de Berna.
Messi abrió la cuenta a los 19 minutos del primer tiempo tras una gran combinación con Sergio Agüero; la amplió a los 87' con una jugada bárbara, "marca de la casa"; y la cerró de tiro penal, por falta previa a Gonzalo Higuaín, ya en tiempo de descuento.
Xherdan Shaqiri, al que llaman el Messi suizo, había igualado a los 49' para el seleccionado local.
Salvo los destellos y los golazos de la Pulga, que asume cada vez con mayor énfasis su rol de capitán y afianza el romance con los hinchas argentinos, lo del seleccionado nacional, en líneas generales, fue flojo a lo largo de todo el encuentro.
En su búsqueda de solidez, Alejandro Sabella ganó por momentos con la tarea de los zagueros (Garay y Fernández) y la de los dos volantes centrales (mejor Braña que Mascherano), pero careció de elaboración de juego y, situación que se viene repitiendo, Messi debió bajar mucho por quedar aislado en el ataque junto a Agüero.
Una contradicción recurrente y no resuelta a pesar de los cambios de entrenadores y sistemas, toda vez que se supone que lo que abunda a la hora de elegir (y en consecuencia el aspecto en el que menos preocupaciones existen) son delanteros de jerarquía.
El desequilibrio (la manta corta), puesto hoy en evidencia por la insistencia a trabajar los aspectos defensivos del equipo, puede leerse como una apuesta al talento de los de arriba y sobre todo de Messi, el mejor del mundo, como única arma para la victoria.
Los mejores cinco minutos del seleccionado nacional coincidieron con el dibujo con el que había ensayado el DT: Sosa por derecha y Maxi Rodríguez por la izquierda. Fue entre los 15 y los 20, lapso en el que llegó, justamente, el gol de la apertura del marcador.
El crack rosarino tomó un balón robado por Sosa, se fue cerrando desde la derecha, combinó con Agüero al borde del área grande y, tras una deliciosa devolución del Kun, tiró un zurdazo cruzado que quedó lejos del esfuerzo del arquero Benaglio.
Antes y después de este breve período, cuando los volantes de las bandas invirtieron sorpresivamente posiciones, Argentina se mostró más o menos tranquila por la ineficiencia suiza en el ataque (más allá de que Sosa fue desbordado en la izquierda por Shaquiri y Maxi sufrió con el 1-2 de Ricardo Rodríguez y Xhaka); pero, lo ya citado, del medio hacia arriba dependió de sus individualidades.
Porque aquel padecimiento de Sosa y Maxi impidió, a la vez, la proyección de los laterales, el debutante Campagnaro y Zabaleta.
Suiza, armada sobre la base del Sub 17 que salió campeón mundial de la categoría en 2009, despedazó en cuatro minutos esta idea de firmeza defensiva con la que había llegado al descanso Argentina.
Después de un contragolpe de Agüero desbaratado con una falta no cobrada, el local descubrió espacios en el fondo albiceleste, armó una combinación profunda y Shaqiri, fusiló a Romero dentro del área para establecer el 1-1.
De allí al final todo era anodino, pobre, la comodidad de ambos, el ensayo y el balance, hasta que volvió a aparecer Messi.
El crack rosarino recibió de Agüero, gambeteó a Senderos, entró al área, fue del centro hacia la izquierda y la picó ante la salida del arquero Wolfli, que había reemplazado a Bengalio. Cinco minutos más tarde, ya en tiempo de descuento, llevó el marcador a tres con un tanto de penal tras falta a Higuaín.
El hat-trick le dio el derecho a llevarse la pelota, de la que, en el seleccionado argentino, es ya su indudable dueño.