USO DE LA SAL.
EVITAR SU USO EN EXCESO.
La última semana de marzo está dedicada, en el calendario de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la concientización acerca de los riesgos que puede acarrear el consumo excesivo de sal (cloruro de sodio). Transcurrió ese lapso, pasaron los días y en Entre Ríos no se ha hablado mucho sobre este tema, por lo cual conviene recordar las advertencias que han lanzado los organismos internacionales dedicados a la promoción de la salud y asimismo el Ministerio de Salud de la Nación, que desde 2010 viene bregando por una disminución en el consumo de sal en las comidas. Sostiene el Ministerio que solamente disminuyendo la cantidad de sal en la preparación de la comidas, se podrán evitar 6.000 muertes al año.
Fue en este contexto de toma de conciencia acerca de los efectos nocivos del exceso de sal que la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires aprobó a mediados de 2011 la norma que prohíbe la colocación de saleros en la mesa en los restoranes, sugiriendo en cambio el ofrecimiento a los clientes de sal light, o con bajo contenido en sodio, e inclusive se obliga a consignar en los menús una leyenda advirtiendo que el exceso de sal es perjudicial para la salud, tal como se pide que se coloque en las etiquetas de los cigarrillos la frase “El fumar es perjudicial para la salud”.
Tiempo después, la ciudad de Santa Fe se sumó a ese criterio, con una ordenanza que dispone medidas similares a las de la ley bonaerense, y la idea también se estuvo considerando en la Legislatura de la provincia de Santa Fe, donde el Senado ya ha dado media sanción a una iniciativa en ese sentido.
En Entre Ríos no existe legislación al respecto, y al menos en estas últimas semanas no se han percibido campañas masivas con respecto al consumo de sal. Tampoco durante la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de la Sal, del 21 al 28 de marzo.
CONCIENCIA. Iniciativas como la del salero han recibido tanto elogios como burlas de quienes inclusive han acusado de “fascistas saludables” a los legisladores que impulsan normativas al respecto. Pero lo mismo cabría decir de la advertencia en las etiquetas de los cigarrillos. Es un tema de salud pública y las consecuencias del abuso de cigarrillos y sal las paga todo el pueblo argentino, fumadores y no fumadores, quienes se abstienen de consumir sal y quienes abusan en su consumo.
En realidad, aunque algunas hayan tildado de ridícula la medida, el retiro de los saleros de las mesas de restoranes es más una medida simbólica, un gesto que sirve para recordarle a la gente los problemas que puede acarrear el exceso de sal, que una medida que efectivamente logre disminuir el consumo por sí misma. De lo que se trata es de crear conciencia acerca del problema e ir logrando que las personas, al cocinar en sus propias casas, tengan cuidado cuando agreguen sal a sus preparaciones.
Quienes saben que tienen problemas de hipertensión, porque han sido diagnosticados –muchos son hipertensos y no lo saben- conocen los efectos de la sal: una simple hamburguesa comprada –con alto contenido de sal- puede dispararles dos o tres puntos las medidas de tensión arterial. Una sopita instantánea de las que se aconseja en las dietas, también tiene muchísima sal, aunque en los últimos tiempos aparecieron –para regocijo de los hipertensos- unos sobrecitos de sopa “bajos en sodio”. Se trata de productos con etiquetas azules: también se consiguen galletitas de agua y de sésamo y quesos cremosos con bajos niveles de sodio.
Con lo que hay que tener cuidado es con los enlatados: arvejas, lentejas, atún en lata, picadillos, son verdaderas bombas de sal que harán un efecto casi instantáneo en los organismos, elevando los niveles de tensión arterial. Los fiambres y los quesos duros son directamente prohibidos para quienes padecen hipertensión y se recomienda consumir con moderación a las personas saludables.
A favor y en contra. En Entre Ríos, una de las pocas instituciones que adhirió públicamente a la Semana de la Sal fue la Universidad Adventista del Plata (SAP). En una gacetilla de prensa recordó que esa semana fue “dedicada a generar conciencia acerca de los beneficios que acarrea el uso moderado de la sal en las comidas”. La SAP explica que la sal está compuesta por sodio y cloro. “Este elemento no puede ser fabricado por el organismo, a pesar de ser necesario para regular el metabolismo y la cantidad de agua en el cuerpo. Además, es responsable del transporte de algunas sustancias y de la trasmisión del impulso nervioso”, señala. “A pesar de las múltiples funciones que cumple la sal en el mantenimiento de los procesos vitales, exagerar con la sal puede pasar factura a la salud. Enfermedades cardiovasculares, retención de líquido, inflamaciones, osteoporosis y sobremarcha del riñón para eliminar el exceso de sodio, forman parte de las consecuencias de abusar de este elemento, muy usado en la cocina para realzar el sabor de los platos”, sostiene la institución.
“Aunque es difícil determinar cuál es la cantidad de sal exacta que requiere el organismo para cumplir con sus labores, se recomienda que el aporte se mantenga entre 2,5 y 6 gramos al día. Ingerir más sodio del que se necesita imposibilita el trabajo del riñón de desechar a través de la orina el sobrante, beneficiando la acumulación del elemento dentro de los tejidos y arterias”. De todos modos, se aclara que “la sal no resulta dañina, sino es su exceso el que compromete la salud y el bienestar. Cuando no se cuenta con la suficiente cantidad de sodio, el organismo también puede sufrir. Los bajos niveles del mineral producen calambres, agotamiento muscular, así como provocan efectos en la función nerviosa y cardiovascular”, explica finalmente.
6.000
Muertes al año podrían evitarse si la población moderara el consumo de sal, según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación.