CAMBIOS EN EL GABINETE.
QUE IMPULSAN ESTOS CAMBIOS.
La designación del gobernador chaqueño Jorge Capitanich en la Jefatura de Gabinete del Gobierno Nacional tiene su impacto en Entre Ríos, en tanto que el otro nombre que sonaba era el del gobernador entrerriano, Sergio Urribarri.
Conocer las razones últimas de la elección tomada por la presidenta Cristina Fernández no resulta sencillo. Vale considerar por ejemplo que minutos antes de que se anunciaran cuatro importantísimas designaciones en el Gabinete, se difundió un mensaje de la mandataria en el que no hizo ni una mínima referencia al asunto, aunque sí explicó con detalle una trivialidad tal como el origen del perrito Simón que tuvo en la falda durante parte de ese mensaje.
En este sentido, puede pensarse que una de las razones que inclinó la balanza por Capitanich es la idea de fortalecer la línea económica del Gobierno, aún en desmedro de la política, ya que en este frente están las principales dificultades .
En lo que respecta a Urribarri, es evidente que la situación no lo favoreció. Si bien el gobernador siempre se ocupó de aclarar que su eventual designación se trataba solamente de un rumor mediático, esto lo expuso durante la campaña electoral ante una posibilidad que finalmente no se hizo realidad. Concretamente se especuló con que recibiría una “bendición” anticipada, que no existió.
No implica esto que el “sueño entrerriano” , pensado como la proyección nacional de Urribarri, sea dejado de lado; sino que deberá construirse desde la provincia, como hasta ahora.
Difícilmente la oposición política entrerriana intente sacar partido de la situación, ya que no le resultaría tan sencillo. Si se le reprochara al oficialismo haber conseguido algún voto más el 27 de octubre con este argumento; criticarlo ahora podría entenderse como una subestimación de los electores o como alegrarse de que no se haya concretado una situación que esos eventuales electores valoraron como positiva.
Tal vez el mayor impacto se sienta en la vida interna del oficialismo, donde muchos que creían un hecho la mudanza de Urribarri habían empezado a hablar de sus expectativas por reemplazarlo en 2015. Ahora deberán guardar violín en bolsa por varios meses para no afectar la gestión de su jefe político, al menos hasta que este instale la discusión. (Habría que excluir de esta consideración al intendente Adrián Fuertes, cuya postulación vio la luz antes de los hechos comentados).
Finalmente no parece haber clima en la Legislatura para impulsar un proyecto de reforma que intente habilitar un tercer mandato del gobernador, no porque falten voluntarios para presentarlo, sino porque Urribarri no lo aprueba. Se señala que “no necesita generar una expectativa extra para completar” su mandato porque el resultado del 27 avala su calidad de conductor del oficialismo entrerriano.
Se ocupará, seguramente, de cuidar que no haya fugas del kirchnerismo, y no se descarta que para los dos últimos años de mandato pueda ensayar un recambio parcial del gabinete.