Los hombres se vieron sorprendidos por un operativo a deshora. Titubearon pero decidieron seguir adelante y cuando los gendarmes les ordenaron detener el vehículo ensayaron mil y una excusas. Los agentes apartaron a la adolescente y le hicieron algunas preguntas que terminaron por desmontar el ardid.
Dos hombres fueron detenidos por Gendarmería Nacional cuando intentaban cruzar a una menor de 16 años por el puente Victoria-Rosario. Eran las 4 de la mañana de ayer y el viaje que había comenzado un par de horas antes en Gualeguaychú tenia previsto finalizar con las primeras luces en Córdoba. Seguramente en algún prostíbulo de la capital.
Hubo varias cuestiones que llamaron la atención de los gendarmes. Una de ellas fue encontrar a una joven de 16 años, acompañando a dos hombres de 68 y 63 años, a bordo de una camioneta Peugeot Partner. No los convencieron las explicaciones que recibieron de la chica que dijo que se trataba de amigos íntimos de su madre y por eso llamaron a la mujer. El teléfono habrá sobresaltado a la mujer, que dormía en su casa del sur entrerriano. Entre sueños la señora echó por tierra la versión de su hija y marchó a la comisaría del barrio a radicar la denuncia.
José Cándido Manzanares y Rubén Darío Campoamor, ambos oriundos de Gualeguaychú, fueron detenidos e imputados por el delito de trata de personas, que pena “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”, según dice la ley.
Fuentes judiciales indicaron que ambos pasaron la noche en la Unidad Penal Número 1 y hoy prestarán declaración indagatoria ante el juez federal de Paraná, Gustavo Zonis, y el fiscal de Victoria, José Ignacio Candioti.
En tanto, la chica de 16 años fue asistida por un equipo de profesionales de la Dirección General de Asistencia a la Víctima del Delito de la provincia y fue alojada en una dependencia del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf), junto con su madre, que viajó desde Gualeguaychú.
PRÁCTICA. Este caso es similar a otro ocurrido hace unos días en Nogoyá. El viernes por la tarde, la Policía rescató a una menor santafesina que viajaba en un remís con otras dos personas que la conducían, presuntamente, a un prostíbulo de Villa Elisa.
Al parecer, la chica había sido captada en el barrio Belgrano de la capital santafesina y se trasladaba con una mujer y un hombre que manejaba un coche de alquiler. La mujer reconoció ante los efectivos policiales que ejercía la prostitución y que irían a trabajar en un local regenteado por ciudadanos paraguayos en el departamento Colón.
Resulta llamativa la disparidad de criterios adoptada ante dos casos de características similares: mientras que los detenidos en Nogoyá fueron indagados y puestos en libertad a las pocas horas, la actitud fue diferente respecto de las personas que acompañaban a la menor oriunda de Gualeguaychú. En ambos casos, cabría la misma imputación.
El transporte o traslado es una de las conductas típicas de la comisión del delito de trata de personas. En los dos hechos las víctimas son menores captadas en una región y trasladadas para ser explotadas en otra. Los investigadores consideran que este es un punto clave en la estrategia de las redes de explotación porque de esa forma pretenden dejar a las víctimas en estado de indefensión absoluta, cortando todo tipo de vínculo con sus allegados. Muchas veces las víctimas rotan de un lugar a otro, pero en los dos casos las víctimas eran trasladadas para su iniciación en otros distritos.
Negocio millonario
La trata de personas es el tercer delito más rentable del mundo y representa un negocio que genera 32 mil millones de dólares anuales. Es, por definición, el comercio de seres humanos captados mediante violencia, engaño o abuso de un estado de desamparo o miseria con el propósito de reducir a esas personas a la servidumbre o esclavitud y obtener de ellos una ganancia, ya sea explotándolos sexual o laboralmente. En los últimos años Entre Ríos se ha vuelto un eslabón importante en la cadena de explotación de menores en el país: ya no es sólo un lugar de tránsito a través de la Ruta Nacional 14, sino que los últimos hechos la ubican como un punto de captación de mujeres.