La causa que se sigue por el homicidio de Darío Ferrer continúa avanzando a paso firme y actualmente tiene tres detenidos y al menos otras tres personas procesadas. Dentro de este grupo de personas, en su mayoría jóvenes, dos se encuentran más comprometidas, ya que se les imputa el delito de Homicidio en ocasión de robo.
Respecto de los más comprometidos, se sabe que se trata de Laureano Picazzo, de 18 años, sindicado como el autor material del disparo mortal y Sergio Debrabandere, de 19 años, acusado de ser coautor del homicidio ya que sería quien conducía la moto en la que el 18 de febrero fueron al quiosco de 9 de julio al 1100 con el propósito de robo y que terminara con el crimen de Ferrer.
Por otra parte, se encuentra detenido Jonathan Bernasconi, de 20 años, imputado del delito de encubrimiento y que actualmente está alojado en la Unidad Penal Nº 4, donde se lo trasladara luego de protagonizar una fuga de la Alcaidía, en comisaría primera. Bernasconi, detenido días atrás en Zárate, es el joven al que se le secuestró el celular de la víctima, por lo que la Fiscalía sospecha su relación con el hecho a modo de encubridor. Más allá de esto hay otros imputados, un joven de 21 años, que sería quien entregó el celular a Bernasconi, una joven de 21, un hombre de 35 y un menor de 15, todos vinculados a una especie de pasamanos que tuvo el teléfono tras el robo hasta llegar al hoy detenido en la UP Nº 4, debiéndose destacar que también está a disposición del Copnaf el menor de 15 años que fuera inculpado en un principio de ser el asesino, estrategia de la que también habrían participado los ahora imputados de encubrimiento.
Conocidos
Es sabido que desde la Fiscalía y las partes no se pueden brindar datos concretos sobre la marcha de la investigación hasta tanto no se disponga la elevación de la causa a juicio, medidas contempladas en el artículo 230 del Nuevo Código de Procedimiento, donde se señala que el fiscal, demás partes y el juez de Garantías podrán informar a la prensa solo respecto del hecho de apertura de la causa, sin efectuar apreciaciones sobre la entidad de la participación o culpabilidad de los intervinientes.
Pese a esto, se pudo establecer que hay diligencias pendientes cuyos resultados deberán estar en los próximos días en manos del fiscal Fernando Lombardi, como son los trabajo periciales sobre los videos obtenidos en comercios cercanos al lugar del hecho, que están en manos de Inteligencia Criminal de la Policía en procura de obtener un mejoramiento de la imagen donde se vería a los asaltantes. A esto se suma lo ocurrido en los últimos días, que de confirmarse podría comprometer más la situación del principal acusado o imputado. Según trascendió, existiría un conocimiento previo entre la víctima y quien sería el victimario. Esto surge de averiguaciones practicadas que se corroborarían con un caso judicial de octubre de 2003, cuando Picazzo y Ferrer se habrían visto involucrados en un hecho de tipo penal, cuyo expediente –por la edad de ambos– recayó en el Juzgado de Menores. Esto no sería descabellado, ya que la madre de Darío señaló que su hijo tuvo malas compañías que la llevaron a enviar a su hijo a Victoria para que esté con su padre. Fue así que Darío Ferrer se alejó de estas juntas y llegó a ser el joven trabajador y tan querido por todos quienes lo conocían, pero que esto pudo ser lo que lo llevó a la muerte.
De confirmarse esta –hasta ahora– hipótesis, se desprendería que el día del hecho el ladrón reconoció a su víctima en el momento del hecho. Si esto hubiera sido así, no sería descabellado pensar que le disparó para evitar que lo delatara. Sin lugar a dudas este accionar representa un serio agravante, más allá de que actualmente el robo con uso de arma de fuego ya implica un agravante y el aumento de un tercio de la pena. Esto llevaría a la posibilidad de imputar el Homicidio criminis causae, que implica que el delincuente consuma el crimen para ocultar otro delito o asegurar sus resultados o procurar impunidad.
Estos pasos y elementos que la Fiscalía puede llegar a dar serían fundamentales para determinar con un grado de certeza la participación de los acusados y llevarlos así a juicio, momento en el cual se deberá poner todo sobre la mesa para comprobar la culpabilidad sin posibilidad de dudas.
