La citricultura perdió hasta 70 por ciento de la producción en la provincia. “En la región litoral, veníamos con un veranito con temperaturas entre 20 y 30 grados, y en dos a tres días estuvimos a temperaturas de entre 4 y 7 grados bajo cero. La citricultura no está preparada para resistir tanto frío", explicó Elvio Calgaro, titular de la Federación del Citrus de Entre Ríos (Feciert). "El stress fue muy severo con este shock que le causó el frío, y las consecuencias son graves. Cuando digo graves, no solo es por la parte productiva, sino que también tenemos que tener en cuenta la cantidad de mano de obra que esto genera. El problema social que va a aparejar esta problemática", señaló. Además el dirigente destacó Entre Ríos "es una región citrícola, pero hubo afectaciones inclusive hasta la zona de Bella Vista (Corrientes) con las plantaciones de limones. Creo que algo se salvo en Misiones, pero sin lugar a duda es un año complicado".
"Por datos del INTA o de persona mayores, hay que retrotraerse al ’67 o a la década del ´30 para ver un daño similar", resaltó.
Consultado sobre las consecuencias directas, Calgaro puntualizó que "el daño que causa una helada de esta magnitud en la planta se va a percibir en cualquier momento en la verdulería".
"Cuando la fruta se hiela pierde el jugo. Por eso, nosotros llamamos a la reflexión de los productores que están en estado de desesperación por querer salvar algo, y mandan fruta que no está en estado de comercializar, provocando algún engaño al distribuidor", advirtió.
No obstante, dijo que "hay lotes en la misma quinta o finca que hizo menos daño la helada, con frutas que están óptimas para el consumo. En la jerga de la leche se dice que 'el que se quema con leche ve una vaca y llora' y acá al que te engaña por la helada con fruta quemada, después no va a querer ir a comprar de nuevo en la verdulería y va a ser peor".
También explicó que hay distintos tipos de daño. "Hay quintas de siete, ocho o diez años que recién comenzaban a producir, y las secó".
"Lo que único que queda acá es tratar de recuperar las plantaciones, que tantas hectáreas no se pierdan y volver a empezar", indicó.
En el otro extremo geográfico, los productores del Alto Valle de Río Negro y Neuquén acumulan pérdidas por exportaciones no concretadas de unos 70 millones de toneladas.
Desde mayo hubo restricciones de Brasil al ingreso de peras y manzanas, y así por cada semana sin ventas al principal socio del Mercosur se pierden unos cuatro millones de dólares. Además, el granizo que afectó a más de 6.500 hectáreas complicó aún más la situación patagónica.