De acuerdo a lo informado por el Diario El Telégrafo pasado el mediodía se conoció la triste noticia del fallecimiento de Luis Alberto “Chichí” Vidiella, a la edad de 79 años y con más de sesenta y tres años en la música. Nacido en 1932 en Cerro Chato --concurrió a la escuela 16 y cambió el liceo por los estudios de bandoneón con Tito Lemes-- desde su temprana niñez fue atrapado por los sonidos del bandoneón. Probablemente por aquellos viejos discos que su abuela pasaba en la vitrola del bandoneonista cordobés Siriaco Ortíz.
Fue allá en Cerro Chato, donde nació “por equivocación” como comentaba siempre, porque estaba todo listo para que su madre se trasladara a la ciudad de Paysandú pero el parto se adelantó, donde se desperezó su vocación musical, primero con una armónica y luego con un bandoneón de una hilera.
Su padre tenía un almacén de ramos generales en Cerro Chato y cuando la familia se trasladó a Paysandú, instaló otro en Montecaseros y Bolívar. En Paysandú, junto a Tito Lemes y el cantante Héctor Arroyo formó la orquesta Juventud, a fines de los años cuarenta. Y en 1951 se incorporó al dúo de Aníbal Sampayo y Orlando Lynch. Comenzó ahí un fuerte lazo con Sampayo que solamente rompió el fallecimiento del poeta inolvidable.
A finales de los años sesenta estudió teoría musical con el maestro Ricardo Mañay pero debió discontinuar cuando el profesor quedó sin contrato en la Intendencia de Paysandú.
En 1977 se trasladó a Buenos Aires para grabar junto a Juan Bernadino Méndez un disco de música paraguaya. Tras la grabación se quedó más de medio año en la capital argentina, recorriendo el circuito de peñas folclóricas.
Pero volvió a Paysandú por su condición de hijo único y por su amor incondicional a sus padres. Optó quedarse cerca para cuidarlos antes que dejar volar su carrera musical. Aquí siguió trabajando y grabando discos, con propuestas tan dispares como “Aprenda electrónica en 15 días”, “La Chilibandán” y “Tantoman”. También se destacó en la composición musical, con piezas como “La oriente”, “Aquel sendero” y “Celestina”.
El año pasado grabó en Montevideo el disco de “Los gauchos de Roldán”, del sello estadounidense Smithsonian Folkways, junto al acordeonista Walter Roldán y los guitarristas Ricardo Cunha y Bernardo Sanguinetti.
Sus últimos días siguieron siendo fructíferos y trabajaba con el grupo “Sampayeros” en la organización de la 5ta. Semana de Aníbal Sampayo. Como siempre, la muerte es una sorpresa ingrata. Mas de “Chichí” Vidiella, quedan mil anécdotas, mucha música y el recuerdo de su sonrisa y de su humilde forma de ver su propio trabajo, del cual nunca estaba conforme.
No obstante, fue el bandoneonista esencial de Paysandú. Su talento seguirá siendo faro y guía.
Llora el bandoneón y al mismo tiempo toca sin cesar, parafraseando al tango de José Furió. Muerto el gran bandoneonista, su legado se agiganta. Seguramente en estos días se le tributará el primer homenaje tras su fallecimiento, en los mismos días de la Semana de Aníbal Sampayo. Uno y otro no solamente fueron músicos que compartieron el escenario, sino amigos de la vida. La música los unirá siempre.