17 de octubre de 2012 |
CASO ILLARRAZ. |
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Durante ocho años Mario Maulión no supo que en la nómina de su clero tuvo un sacerdote investigado por pedofilia. El cardenal Estanislao Karlic y el Arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari lo contaron en el encuentro del viernes 14 de setiembre en el centro Mariápolis, un día después de conocida la denuncia por abuso de menores en el Seminario Menor de Paraná. Tres de los 100 sacerdotes que participaron de la reunión detallaron que Karlic y Puiggari dijeron que resolvieron no hablarle del caso del padre Justo (por Ilarraz) a Maulión para no condicionarle el gobierno.
Tras la confesión de las autoridades llegó una catarata de cuestionamientos de los sacerdotes. Tal situación generó que Karlic, con el dedo pontificador, reprendiera a un cura de Paraná campaña. “Me tratás a mi de mentiroso; yo no soy un mentiroso”, dicen que gritó el cardenal, que apoyó toda la carrera religiosa de Justo José Ilarraz. Según el testimonio de algunos sacerdotes que estuvieron en Mariápolis, ni Karlic ni Puiggari, quien fue obispo auxiliar durante gran parte de la gestión de Maulión, le contaron algo sobre Ilarraz al por entonces arzobispo de Paraná, que hoy vive en la provincia de Santa Fe. El actual arzobispo fue rector del Seminario Menor durante los años que ocurrieron los abusos y fue quien primero se enteró de los sometimientos a los chicos, porque una víctima le confesó lo que padecía en el camino de ingreso al Seminario. Un allegado a Maulión dijo que si Puiggari o Karlic le hubieran contado, él no firmaba la excardinación. El día que conoció la verdad Iban rumbo a la iglesia La Piedad, ubicada en calle Italia, cuando Mario Maulión le preguntó al hombre que manejaba el auto cómo estaba su corazón. Al muchacho se le llenaron los ojos de lágrimas y Maulión le pidió que al otro día lo visitara en la residencia de la Costanera alta. Del encuentro en la casa del Arzobispado participó el padre Daniel Ponce, quien tomó nota de cada una de las palabras que se hablaron. Maulión se comprometió ante la víctima a pedirle las carpetas (expedientes) a Silvio Fariña y ver qué se podía hacer. En la charla, Maulión le confesó a la víctima que el 10 de febrero de 2004 le había firmado la excardinación a un tal Ilarraz a la diócesis de Concepción en Tucumán por pedido expreso de Karlic, quien le había dicho que Ilarraz quería ir a misionar a Tucumán (ya trabajaba allí desde 1997). También Karlic le habría contado a Maulión que monseñor José María Rossi lo necesitaba porque había pocos curas. Se dice que en el Arzobispado se temía que Maulión revisara el archivo secreto y encontrara la investigación diocesana. Una vez que Maulión se enteró, se reunió con Karlic y le preguntó por qué no le dijo nada de Ilarraz. El cardenal que hoy está en el Vaticano le respondió que “no quería condicionar su futura gestión”. A los pocos meses recibió una carta de ocho sacerdotes (ver recuadro La carta). Tres de los curas que entregaron esa misiva le recriminaron su pasivo accionar. Gesticulando con los hombros hacía arriba, Maulión les confesó que hacía pocos días que se había enterado. “Si yo hubiera sabido que esto era así no hubiera venido –estaba en San Nicolás–” dicen que Maulión repetía cada vez que alguien le hablaba del caso. Al poco tiempo le llegó su jubilación y le dejó el cargo a Juan Alberto Puiggari, quien fue obispo auxiliar durante gran parte de su gestión hasta que se fue a Mar del Plata. Puertas adentro de la Iglesia se cuenta que Maulión intentó reunir documentación de la investigación diocesana, pero todo fue en vano, ya estaba afuera. Hoy, una de las víctimas y su abogado querellante Milton Urrutia estarán ante el juez de Instrucción Alejandro Grippo entregando más material para la investigación judicial.
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