La primera final de la Copa Sudamericana entre Tigre y San Pablo, que se desarrolló en el estadio de Boca, terminó 0-0, un resultado que reflejó lo poco que hicieron los dos en el encuentro. El cero le cae mejor a la visita, que tendrá la chance de definir el título ante su gente.
Intenso fue el comienzo del juego, de ida y vuelta. Lucas tuvo el primero a los 60 segundos, mientras que un ratito después estuvo cerca de cabeza Ezequiel Maggiolo. Inmediatamente, Luis Fabiano lo exigió a Damián Albil.
Todo lo bueno y abierto que era el encuentro hasta ese momento se terminó cuando llegaba el cuarto de hora y se fueron al vestuario expulsados Luis Fabiano y Alejandro Donatti (exagerada la roja al defensor del Matador).
A partir de ahí, pese a haber más espacios, a los dos les costó generar situaciones y se tuvieron que conformar con remates de larga distancia: Denilson hizo revolcar a Albil y Diego Ferreira se animó en la última antes del descanso.
Tigre salió más decidido en el inicio del complemento, pero a su adelantamiento en el terreno no consiguió darle profundidad. Se aproximó con una buena de Mariano Echeverría, pero su centro no encontró a Maggiolo, y tuvo una muy clara en un tiro libre al borde del área que desaprovechó Rubén Botta. ¿San Pablo? Muy lejos de Albil.
El Matador apostó en el cierre a una pelota parada que no llegó y la visita apostó a la habilidad de Lucas, que tampoco pudo hacer mucho. Los dos se fueron conformando con el cero con el paso del tiempo y, así, terminaron entregando un aburrido empate. Se define en una semana.