El oficial de la Bonaerense seguramente no hubiese esperado atravesar una situación así luego de sufrir un robo. Pero al menos vivió para contarlo: luego de enfrentarse a balazos con sus dos asaltantes, casi termina linchado por un grupo de vecinos de la villa de emergencia donde ocurrió el tiroteo, enardecidos porque el policía había matado a uno de los ladrones.

El grupo terminó hiriendo a pedradas a otros dos agentes que entraron al asentamiento para rescatar a su compañero.

Según revelaron fuentes policiales, el violento episodio ocurrió en la villa El Tropezón, del partido bonaerense de San Martín. Hasta allí fue llevado el oficial de la Policía Bonaerense, identificado como Federico Luciano Duarte, luego de ser sorprendido por dos ladrones en la esquina de Madero y Güemes, San Martín.

El policía iba caminando vestido de civil y franco de servicio, cuando los dos asaltantes lo amenazaron con armas y lo obligaron a meterse en la villa El Tropezón para robarle sus pertenencias.

Duarte, quien trabaja en la comisaría 11° de Tres de Febrero, en principio no se resistió a los asaltantes y entró en el asentamiento. Allí le robaron una notebook y 2.800 pesos que llevaba.

Sin embargo, en un momento el policía logró sacar su pistola calibre 9 milímetros reglamentaria y se enfrentó a balazos con los dos ladrones.

Luego de un rápido intercambio de disparos, uno de los asaltantes cayó gravemente herido, mientras que el otro logró escapar. El oficial Duarte se reponía de la tensión vivida cuando vio venir a un grupo de vecinos alertados por los disparos. Pensó entonces que había terminado allí el mal momento vivido, pero se equivocó.

Al ver al asaltante ensangrentado en el piso (para ese momento todavía respiraba; luego se sabría que era un joven de 22 años), el grupo de vecinos de El Tropezón se exaltó, comenzó a insultar al policía e intentó lincharlo.

Los más alterados no pudieron lograr su objetivo por apenas segundos.

Justo cuando Duarte se encontraba rodeado llegaron patrulleros de la zona y lo rescataron. Algunos de los habitantes de la villa apuntaron su furia entonces contra los agentes que venían en los móviles y descargaron sobre ellos una lluvia de piedras.

Según revelaron voceros policiales, dos policías –un subteniente y un sargento–resultaron heridos por las pedradas.

El ladrón herido fue trasladado al hospital Diego Thompson, de San Martín, adonde finalmente murió. Su cómplice, hasta ayer, seguía prófugo.