13 de febrero de 2013 |
Fiesta Nacional de la Artesanía |
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“Todo sale bien cuando amas lo que haces” |
Uno de los atractivos de la XXVIII es, como ocurrió el año pasado, con la presentación del Rubro Instrumentos Musicales, el cual es el sector donde los artesanos exponen los instrumentos que fabrican con sus propias manos y que en muchas oportunidades son utilizados por artistas de renombre nacional, como es el caso por ejemplo del reconocido Froilán González.
“El Indio” como le dicen popularmente, nació en Santiago del Estero y a los 11años de edad cuando se encontraba pescando con su padre y su hermano, encontró un tronco de Ceibo y comenzó a darle forma, de bombo, con la ayuda de su Tío Polo quien era artesano que ya se encontraba trabajando en la fabricación de bombos.
De esta manera nace la profesión de este artesano que viene a la ciudad de Colón, desde el año 1997, de manera interrumpida y que cuando se le pregunta que le significa la Fiesta Nacional de la Artesanía de Colón, expresa que: “es un hermoso lugar para hacer amigos y es una alegría enorme para uno hacer divertir la gente”. En este sentido Froilán hace divertir a miles de personas en el mundo ya que le fabricó instrumentos a Shakira, El Chaqueño, Jorge Rojas, Soledad, Horacio Guarany, Mercedes Sosa, Leo Dan, Jairo, Los Chalchaleros, Los Hermanos Cuesta, entre otros.
Por artistas de renombre internacional y nacional Froilán visitó nueve países de Europa y cuatro de América, con respecto a su talento con humildad responde a los que le preguntan: “todo te sale bien cuando amas lo que haces”.
Con esa sencillez que lo caracteriza, González también dialogó sobre el futuro: “tenes que enseñar a los más jóvenes tu sabiduría, no sirve de nada guardárselo, si no lo querés dar sos un egoísta, tenemos que entender que en los chicos esta el futuro del país”
Con respecto al trabajo lo desarrolla en su casa de lunes a lunes y desde el año 97´ en el Patío de su casa donde todo los domingos se congregan vecinos, amigos y todos aquellos que quieran aprender y observar su trabajo, llegando a veces hasta 1.000 personas, disfrutando de horas de la fabricación de los tambores y de la música que emiten esos bombos construidos por las manos de uno de lo que más sabe y de quien se desprende sencillez y humildad
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