El Papa Francisco comenzó ayer a definir el futuro equipo que lo acompañará en su pontificado, al escoger al obispo maltés Alfred Xuereb , de 54 años, como su secretario personal. Xuereb, que desde la renuncia de Joseph Ratzinger trabajó con él en la residencia de Castel Gandolfo, fue convocado el viernes pasado a la Domus Santa Marta para recibir el encargo del nuevo pontífice.
Si bien el nombramiento aún no ha sido oficializado, el futuro colaborador del Papa trabajó ayer con el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, que, como los demás titulares de dicasterios (ministerios) fueron -por el momento- confirmados en sus funciones.
Como tantos otros jóvenes sacerdotes malteses, Xuereb llegó a Roma en misión y fue asignado a una parroquia de esta ciudad, mientras proseguía estudios en la Universidad Pontificia. Más tarde trabajó en la secretaría de Estado de la Santa Sede y en la Prefectura de la Casa Pontificia, hasta que fue llamado a sustituir al histórico secretario personal de Juan Pablo II, Stanisaw Dziwisz, actual cardenal de Cracovia. En esos dos años, Xuereb se ocupó en particular de las audiencias del papa Karol Wojtya.
La decisión del nuevo jefe de la Iglesia Católica de nombrar a uno de los más estrechos colaboradores de su antecesor como secretario personal parece confirmar la confianza que el papa Francisco deposita en su antecesor, al que llamó esta semana "mi venerado papa Benedicto".
Quien probablemente no forme parte del futuro equipo papal será monseñor Georg Gänswein, principal secretario de Benedicto XVI. El actual prefecto de la Casa Pontificia habría manifestado su voluntad de ser nombrado coadjutor en la ciudad alemana de Colonia.
Todas las miradas se fijan ahora en el futuro sucesor de Bertone, que podría seguir en funciones por varios meses. Entre los posibles candidatos se menciona con insistencia a monseñor Lorenzo Baldisseri, ex nuncio en Brasil, dejó trascender la agencia ANSA.
Según un rumor que circuló al término del cónclave, el miércoles pasado, el flamante Papa lo habría nombrado cardenal al colocarle su propio bonete rojo en la cabeza cuando se lo quitó para vestir la sotana blanca de pontífice, en momentos en que Baldisseri lo ayudaba.