En primer término la convocatoria la realizaron alumnos secundarios de la ciudad, compañeros de Matías Farfán, alumno del Colegio Urquiza que fue muerto de un balazo en la espalda por un hombre que había sido liberado por la Justicia una semana antes luego de haber cometido otro homicidio.
La segunda muerte se produjo el sábado a la madrugada, cuando Diego Wetzel, de 25 años de edad, fue ultimado de un balazo en el pecho tras un asalto.
Cientos de adolescentes se congregaron frente a la plaza Ramírez, y esperaron la llegada de una segunda columna con familiares de Wetzel. La primera manifestación se concentró frente a la Jefatura Departamental de Policía, y luego se trasladaron hasta el edificio de Tribunales, donde se instalaron y numerosas personas tomaron la palabra.
La madre y el padre de Diego Wetzel fueron los principales oradores y reclamaron, en varias oportunidades con duros términos, el accionar de la Justicia y la Policía para que garanticen la seguridad en la ciudad.
Fue llamativa la presencia y el compromiso de los chicos con la causa, muchos de ellos pidieron la palabra para recordar la figura de Matías, pero todos se quebraron en llanto ante la multitud.
En el caso Farfán todos coincidieron en que fue una muerte que no debería haber ocurrido, ya que el asesino había sido dejado en libertad sin haber cumplido la condena por ser culpable de otro homicidio.
Ricardo Raúl Silva Almeida, de 18 años de edad, fue el acusado de este hecho, pero pocos días antes de esta nueva muerte, había sido encontrado responsable del homicidio de Leonardo Ogguier, el 19 de agosto de 2012, y finalmente fue liberado por un habeas corpus presentado por el defensor general de la Provincia, Maximiliano Benítez, y por el defensor de Pobres y Menores de Paraná, Pablo Barbirotto, ya que era menor de edad al momento del crimen y no podía estar alojado en una unidad penal.