Mientras el resto deja pasar oportunidades, Lanús multiplica sus chances en el torneo y en la Copa. Mientras otros dudan, Lanús sueña. Mientras Newell's saca tres puntos sobre 12, Lanús encadena cuatro victorias. Mientras Arsenal especula, Lanús le gana. Gana, gana y gana. Ya está ahí nomás, a cuatro del líder, corriendo desde atrás pero en el pico de su rendimiento en el semestre.

Entre otras razones, Lanús Silva alto por el Pelado, un tipo que contagia ganas y mete un golazo para cerrar la noche a los toques. El Pulgo González e Ismael Blanco le arman una triangulación en velocidad. El ex Boca acaricia la ilusión de Guillermo y compañía. Es un final merecido, porque antes que eso hubo un equipo que salió a ganar y otro a esperar el error del rival.

Lanús paró a sus dos laterales casi en la mitad de la cancha. Una declaración de principios que no se tradujo hasta el entretiempo en desequilibrio. A pesar de las intenciones, Arsenal le abrevió los espacios hacia Campestrini. En el segundo tiempo la decisión de atacar de Lanús fue aún más manifiesta. El ingreso de Lautaro Acosta le dio la energía que le faltaba. El Laucha en una de sus primeras acciones generó la expulsión de Hugo Nervo. Con uno más, creció. Acosta siguió complicando. A los 37 minutos, aguantó por la derecha que le pasara Ayala, quien en el siguiente movimiento lanzó el centro del 1-0 de Pasquini.

Un instante pudo cambiar el sentido del partido mucho antes: a los 24 minutos del primer tiempo, Silva hizo un control en el área grande, la pelota dio en el brazo extendido de Nervo. Sí, penal para Lanús. A propósito de polémicas, Arsenal también reclamaría después la segunda amarilla al propio Nervo por la falta a Acosta.

Aun con la necesidad de ganar, el equipo de Alfaron se replegó a la espera de alguna jugada de pelota parada, de un cabezazo, de un contraataque, de una equivocación del contrario. No le salió. A veces el fútbol premia al que busca. Al que arriesga en dos frentes. Al que Silva alto.