Un sorprendente ritual esotérico revolucionó a la localidad de San Benito, ayer durante todo el día, y aún más a quienes se acercaron a curiosear por ese antiguo camino de tierra que está ubicado detrás de la ex avícola Cumini, y por el cual se puede llegar a Sauce Pinto.
Son aproximadamente unas 20 cuadras desde la comisaría de San Benito hacia el este. Exactamente en donde se forma la cruz en la intersección de dos caminos vecinales, aparece de repente ante los ojos de quien viene transitando desprevenido, la imagen casi diabólica de ocho cabras degolladas y posicionadas de una manera bastante particular.
llegó junto al reportero gráfico al lugar no pudo evitar sentirse impactado por los ojos de algunas de estas bestias muertas, que aún se podían observar abiertos, como si el terror los hubiera invadido en el último momento de su existencia. Pese a que todas las cabras ostentaban un brutal y preciso corte de degüello, no había sangre en el lugar, lo que pone en clara evidencia que la matanza y el desangrado pudo haberse hecho en otro sitio y luego se trasladó a los animales muertos para hacer allí el ritual.
Los pocos lugareños que admiten haber visto esta escena, no quieren hablar de eso. Incluso, dicen que ni siquiera la Policía se acercó, pese a que las versiones se escuchaban por todo San Benito.
“Aquí anduvo gente pesada, esto no lo hace cualquiera, aquí no se trata de una gallina dos o tres velas y una bandeja con ofrendas, como por ahí aparecen de algunos rituales umbandas. Esto lo hizo alguien que se gastó mucha plata –según el cálculo unos 4.000 pesos– en estos animales vivos para matarlos como ofrenda. Hay quienes vieron vehículos de alta gama rondar la zona por la noche el viernes y el sábado, pero nadie pensó que podrían andar haciendo semejante cosa”, dijo un lugareño.
A juzgar por el aspecto de los animales muertos, la descomposición orgánica hace presumir que están allí al menos desde la noche del viernes y madrugada del sábado. No obstante, nadie se ha animado a tocar absolutamente nada, quizá por eso de que muchos pueden dudar de las brujerías pero “que las hay… ¡las hay!”.
LECTURA. Si uno se detiene a analizar cada detalle del macabro cuadro, quizá pueda tener alguna significación para quien sea especialista en este tipo de rituales. Todos los animales están ubicados de costado, en tres hileras, con el lomo hacia el este, las patas hacia el oeste y las cabezas apuntando hacia el norte. En el extremo donde apuntan las cabezas, dos botellas de whisky, destapadas, una totalmente llena, en tanto de la otra se nota que al menos se han bebido un par de tragos. Al medio de los cadáveres de los animales, dos botellas de sidra, también destapadas y apenas consumidas. Lo notable es que también las botellas fueron posicionadas de manera particular. Tanto las de whisky como las de sidra, prolijamente situadas, una con la etiqueta hacia el sur y otra con la etiqueta hacia el norte.
Pero no terminan ahí las particularidades. Otro detalle a destacar fue que de las tres hileras de cabras muertas, las cuatro que están en la primera hilera al este son machos cabríos; las dos del medio son hembras y otros dos más pequeños que están en la última hilera al oeste, son también machos.
INTERROGANTES. Respecto a qué tipo de práctica esotérica pudo haberse realizado allí, hay quienes opinaron que pudo tratarse de una sesión de “magia roja”, por lo que explicaría que los animales fueron desangrados en otro lugar y su sangre utilizada para convites demoníacos, donde la finalidad tiene que ver con retener el amor de una pareja a costa de la entrega de su alma.
La ausencia de velas y otros elementos, comunes en otros rituales como los umbandas afrobrasileños, lleva a pensar que aquí –para las creencias de quien pagó por esto– no se trató de un juego ni una buena intención.
Gente de San Benito admitió que “aquí en la zona hay muchas peleas y litigios por campos, herencias, y otras cosas por las que algunos son capaces de hacer cualquier cosa por plata”.
Esta Hoja logró contactarse anoche con el jefe de la comisaría de San Benito, Rubén Moreno, quien dijo desconocer totalmente sobre este ritual. “Aquí no tengo denuncia ni intervención policial sobre ritual alguno o algo que se le parezca. Pero aquí en San Benito la gente no le da mucha bolilla a esas cosas”.
Finalmente agregó que “tampoco tengo denuncias de alguien que le falten cabras, porque acá por la zona nadie cría cabras”, dijo, un tanto apurado, tal es así que ni siquiera le interesó el porqué de los interrogantes.