Recomiendan consumo responsable de bebidas alcohólicas durante las Fiestas
Para evitar accidentes
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El ministro de Salud, Juan Manzur, sostuvo que "el uso nocivo de bebidas alcohólicas y el consumo de otras sustancias psicoactivas constituyen un grave problema social y de salud pública en el mundo y en nuestro país en particular, con importantes consecuencias negativas que trascienden el ámbito de la salud individual y repercuten en la familia y la comunidad".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que el consumo en exceso de bebidas alcohólicas causa 2,5 millones de muertes cada año en el mundo y alertó sobre la necesidad de controlarlo.
Para eso, la cartera sanitaria cuenta desde el año pasado con un Programa Nacional de Prevención y Lucha Contra el Consumo Excesivo de Alcohol (PNPA), cuya finalidad es disminuir la tolerancia social frente al uso excesivo de alcohol, en especial en el público joven, que es el que más inconvenientes presenta al momento de realizar un consumo responsable de esa sustancia.
Durante diciembre, en ocasión de los festejos de Navidad y Año Nuevo, el Programa refuerza la apuesta a través de una campaña acerca del consumo moderado y responsable de alcohol, haciendo hincapié en el compromiso que debe tener tanto la persona que toma como la que lo acompaña, para prevenir accidentes, actos violentos y problemas más graves como coma etílico o una muerte prematura.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) realizada por el Ministerio de Salud de la Nación en 2005 y 2009, el consumo de alcohol en mayores de 18 años en el país no tuvo grandes modificaciones durante ese período.
Los datos indicaron que el consumo regular de riesgo de alcohol fue del 10,7 por ciento a nivel nacional, con mayor prevalencia en hombres de entre 50 a 64 años.
En tanto, el consumo episódico excesivo de alcohol fue de 8,9 por ciento, con un mayor consumo en hombres de 18 a 24 años.
Aldo Dománico, coordinador del PNPA, señaló que "el alcohol, siempre presente en nuestra historia está íntimamente ligado a representaciones y significados de la más variada naturaleza, desde asociaciones con la identidad de un país hasta vinculaciones con estatus sociales".
Dománico indicó que "el uso del alcohol es ampliamente aceptado y valorado en distintas circunstancias y el desafío es, por lo tanto, compatibilizar la coexistencia entre la aceptabilidad del empleo social y una progresiva y clara sanción social al consumo nocivo e irresponsable".
La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) estimó que en Argentina hay casi 2 millones de personas alcohólicas y que anualmente mueren unas 25 mil personas por causas relacionadas.
Las bebidas alcohólicas son sustancias psicoactivas que afectan a las personas en su sistema nervioso central, en la mayoría de los órganos del cuerpo, como así también en los vínculos sociales que mantienen con sus semejantes.
El consumo regular de riesgo es atribuido a aquellas personas que toman más de dos tragos promedio por día en hombres y más de uno en mujeres, mientras que el consumo episódico excesivo, se refiere a las personas que beben más de cinco tragos en una sola oportunidad.
Un trago equivale a una lata de cerveza, una copa de vino o una medida de bebidas fuertes, es decir, aproximadamente 15 gramos o mililitros de alcohol.
Hay otros casos en los que también se denomina consumo de riesgo de acuerdo a las situaciones o condiciones del beber, donde no importa la cantidad que se consuma, porque tan sólo beber un trago es riesgoso si la persona conduce algún vehículo o está embarazada.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial, informó que en los últimos 15 años, un total de 113.939 personas murieron en Argentina por accidentes viales, de los cuales alrededor del 50 por ciento de los fallecidos presentó altos niveles de alcohol y drogas.
El alcohol, según insistió el informe del ministerio, es causante de distintas enfermedades, discapacidades, trastornos y daños como afecciones cardiovasculares, cirrosis hepática, trastornos depresivos y neuropsiquiátricos, úlcera péptica, diversas formas de cáncer, violencia y lesiones no intencionales.
Pero para que se produzcan esos daños no es necesario que las personas beban en grandes cantidades o un tiempo prolongado.
Por otra parte, las personas en estado de ebriedad también pierden la conciencia sobre la responsabilidad y la importancia de tener sexo seguro, por lo que generan una alta probabilidad de contraer cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que el consumo en exceso de bebidas alcohólicas causa 2,5 millones de muertes cada año en el mundo y alertó sobre la necesidad de controlarlo.
Para eso, la cartera sanitaria cuenta desde el año pasado con un Programa Nacional de Prevención y Lucha Contra el Consumo Excesivo de Alcohol (PNPA), cuya finalidad es disminuir la tolerancia social frente al uso excesivo de alcohol, en especial en el público joven, que es el que más inconvenientes presenta al momento de realizar un consumo responsable de esa sustancia.
Durante diciembre, en ocasión de los festejos de Navidad y Año Nuevo, el Programa refuerza la apuesta a través de una campaña acerca del consumo moderado y responsable de alcohol, haciendo hincapié en el compromiso que debe tener tanto la persona que toma como la que lo acompaña, para prevenir accidentes, actos violentos y problemas más graves como coma etílico o una muerte prematura.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) realizada por el Ministerio de Salud de la Nación en 2005 y 2009, el consumo de alcohol en mayores de 18 años en el país no tuvo grandes modificaciones durante ese período.
Los datos indicaron que el consumo regular de riesgo de alcohol fue del 10,7 por ciento a nivel nacional, con mayor prevalencia en hombres de entre 50 a 64 años.
En tanto, el consumo episódico excesivo de alcohol fue de 8,9 por ciento, con un mayor consumo en hombres de 18 a 24 años.
Aldo Dománico, coordinador del PNPA, señaló que "el alcohol, siempre presente en nuestra historia está íntimamente ligado a representaciones y significados de la más variada naturaleza, desde asociaciones con la identidad de un país hasta vinculaciones con estatus sociales".
Dománico indicó que "el uso del alcohol es ampliamente aceptado y valorado en distintas circunstancias y el desafío es, por lo tanto, compatibilizar la coexistencia entre la aceptabilidad del empleo social y una progresiva y clara sanción social al consumo nocivo e irresponsable".
La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) estimó que en Argentina hay casi 2 millones de personas alcohólicas y que anualmente mueren unas 25 mil personas por causas relacionadas.
Las bebidas alcohólicas son sustancias psicoactivas que afectan a las personas en su sistema nervioso central, en la mayoría de los órganos del cuerpo, como así también en los vínculos sociales que mantienen con sus semejantes.
El consumo regular de riesgo es atribuido a aquellas personas que toman más de dos tragos promedio por día en hombres y más de uno en mujeres, mientras que el consumo episódico excesivo, se refiere a las personas que beben más de cinco tragos en una sola oportunidad.
Un trago equivale a una lata de cerveza, una copa de vino o una medida de bebidas fuertes, es decir, aproximadamente 15 gramos o mililitros de alcohol.
Hay otros casos en los que también se denomina consumo de riesgo de acuerdo a las situaciones o condiciones del beber, donde no importa la cantidad que se consuma, porque tan sólo beber un trago es riesgoso si la persona conduce algún vehículo o está embarazada.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial, informó que en los últimos 15 años, un total de 113.939 personas murieron en Argentina por accidentes viales, de los cuales alrededor del 50 por ciento de los fallecidos presentó altos niveles de alcohol y drogas.
El alcohol, según insistió el informe del ministerio, es causante de distintas enfermedades, discapacidades, trastornos y daños como afecciones cardiovasculares, cirrosis hepática, trastornos depresivos y neuropsiquiátricos, úlcera péptica, diversas formas de cáncer, violencia y lesiones no intencionales.
Pero para que se produzcan esos daños no es necesario que las personas beban en grandes cantidades o un tiempo prolongado.
Por otra parte, las personas en estado de ebriedad también pierden la conciencia sobre la responsabilidad y la importancia de tener sexo seguro, por lo que generan una alta probabilidad de contraer cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual.