Revelan que el ausentismo docente ya llega al 18 por ciento en Entre Ríos
Prevén mayores controles.
La Ley de Presupuesto Nº 10.083 establece en su artículo 11º lo siguiente: “El costo de la planta de personal docente suplente deberá tender a mantenerse dentro del 8% del costo del plantel docente permanente aprobado por la presente Ley”.
En la práctica, el nivel de ausentismo, y por lógica, de suplencias, no bajan del 10%, y en ocasiones llega al 20% en Entre Ríos. Durante 2011 la media anual fue del 12,5%, pero ahora está en el 18%, según datos del Consejo de Educación. No es, claro, un problema solamente local. El ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, reveló que en el país, y sólo considerando nivel secundario, presenta índices de entre 18% y 25%.
Sileoni encabezó la segunda reunión del Consejo Federal de Cultura y Educación tendiente a encontrar un mecanismo que pueda encontrar solución al problema del alto nivel de ausentismo docente. El ministro entiende que “existe consenso de todas las provincias en llevar adelante políticas para resolver el problema del ausentismo docente, que provoca un daño irreparable en el proceso de aprendizaje de los alumnos y que atenta contra el derecho de los chicos a tener clases todos los días”.
La titular del CGE, Graciela Bar, dice que hay varios frentes de trabajo en procura de poner freno al alto índice de ausentismo docente. Primero, se está asistiendo a los directores de escuela de modo que “tomen conciencia y tomen al ausentismo docente como un problema pedagógico en la escuela. Pero además, se les está brindando asistencia técnica para que sepan cómo evaluar el desempeño docente, teniendo en cuenta el ausentismo, que afecta la planilla de concepto”. Pero esos mecanismos sólo son paliativos que no resuelven el problema de fondo, y es el abusivo nivel de ausentismo que, como correlato, impone a Educación a contratar un alto número de suplentes en las escuelas. La solución de fondo, dice Bar, sería hallar un sistema de contralor médico que hasta ahora no se ha logrado.
“Debemos lograr que se tome conciencia al interior de las escuelas, y se trabaje el problema del ausentismo como un problema pedagógico. No todos los que faltan están realmente enfermos. Muchos docentes consiguen un certificado médico que les otorga licencia por meses y por años, generalmente por problemas psicológicos que, al final, no son tan graves”.
En ese escenario de pedidos “abusivos” de licencia Educación no puede conseguir que se estructure un mecanismo de contralor médico. “No tenemos eco en el sector médico a nuestro pedido de que efectúe un exhaustivo análisis de cada caso antes de extender un certificado. En realidad, cualquier certificado tiene que ser validado por un hospital o centro de salud. Pero pasa que el médico de ese centro público termina convalidando lo que dice el certificado emitido por un médico particular”, aseveró.
La imposibilidad es, entonces, poder encontrar un sistema eficiente de auditorías médicas. “Nadie controla lo que un médico certifica, pero tenemos que encontrarle la solución, porque el ausentismo provoca mucho daño pedagógico y además mucho gasto en suplencias”, puntualizó Bar.
Héctor de la Fuente, vocal del CGE, coordinador de la mesa paritaria que aborda el capítulo sobre las condiciones laborales de los docentes, y particularmente el espinoso asunto de las licencias por enfermedad, dijo que hay consenso en hallar un mecanismo de contralor efectivo sobre el ausentismo.
Desde Agmer han pedido que de esta instancia surja “un mecanismo de prevención y control de salud del docente para poder anticiparse a las crisis, sin llegar a una pérdida de salud”. En realidad, la acumulación de partes médicos, altas y bajas de docentes por enfermedad cae, finalmente, en el cuello de botella que es la Junta Médica Única, que funciona en Paraná y que, en teoría, es el mecanismo de control y seguimiento del ausentismo en todo el Estado.
“Estamos trabajando con la representación gremial en esto”, dijo De la Fuente. “En la última reunión de la mesa paritaria de condiciones laborales acordamos tomar contacto con la Junta Médica y ver qué se puede hacer. Nuestra preocupación es que muchas veces viene el docente con los certificados, los cuales nosotros no tenemos autoridad para contradecir. Por tanto, no nos queda otro camino que acatar lo que dice el médico”.
Se mostró partidario de encontrar “un sistema de contralor sobre ausentismo y suplencias, estamos trabajando todas las partes, intercambiando ideas, y ver cómo se puede mejorar”. Pero coincide en el mismo punto con la titular de Educación. “Tenemos que ver el sistema de contralor. Y el sistema de contralor nos excede como institución”, apuntó.
Régimen
Existe un apartado en el régimen de licencias docentes que ampara las denominadas enfermedades de largo tratamiento. Si un docente falta a clase menos de 15 días, no se designa suplente, y un directivo queda al frente del aula durante ese lapso. Pero si su ausencia supera esa cantidad de días, hay obligación de designar un suplente. El esquema normativo permite que se le concedan a los maestros hasta dos años de licencia con goce íntegro de haberes; concluido ese plazo, tiene derecho a un año más de licencia, aunque percibiendo el 50% del salario; y después, un año más, sin goce de haberes. Pero hay un artículo, el 9º del Régimen de Licencias e Inasistencias, del año 2000, que prevé las “situaciones no previstas”, y que faculta al Consejo de Educación a “resolver los casos no previstos”.