JUICIO POR MARITA VERON.
ENTRO EN LA ULTIMA ETAPA.
Susana Trimarco dijo que "escuchar cómo secuestraron a Marita es como que te metan un palo en el corazón y te lo revuelvan", luego de presenciar la primera jornada de alegatos del juicio por la desaparición de la joven tucumana, y pidió que "se haga justicia".
La instancia previa al dictado de la sentencia comenzó el lunes con el alegato del abogado querellante Carlos Varela Alvarez, quien hizo una descripción del secuestro de Marita Verón, ocurrido el 3 de abril de 2002.
La etapa de alegatos continuará hoy a las 8:30, ya que la jornada vespertina del lunes fue suspendida debido a la descompensación transitoria sufrida por un vocal de la sala II.
Pasado el mediodía de ayer, los médicos que atendieron a Eduardo Romero Lascano, vocal penal de la Sala II que lleva adelante el proceso judicial, le recomendaron descanso por una descompensación transitoria.
En su alegato, Varela Alvarez puso especial énfasis en la participación de la enfermera Patricia Soria, como el primer eslabón de la cadena de un proceso que permitió secuestrar a Marita para entregarla a una red de prostitución.
El abogado querellante también cuestionó el accionar de la policía provincial, al sostener que ellos tuvieron la posibilidad de rescatarla pero "la devolvieron a sus secuestradores".
"Escuchar cómo secuestraron a Marita es como que te metan un palo en el corazón y te lo revuelvan", sostuvo Trimarco al salir de la sala de audiencias luego de la exposición de Varela Alvarez.
Trimarco destacó que "pasaron 10 años de mi vida y Marita no aparece, pero sigo buscando a mi hija y quiero que se haga justicia. Le pido a Dios que me de las fuerzas necesarias para seguir buscándola hasta que la encuentre".
La madre de Marita recordó que "durante todo este tiempo se dijeron muchas cosas sobre mí, que mentía, que veía demasiadas novelas; me trataron de mentirosa y de prostituta, pero les estoy demostrando a la sociedad que tenía razón".
"Al verles las caras a estos delincuentes les digo a los padres que se cuiden porque ellos salen del juicio y siguen haciendo lo mismo", añadió.
Según Trimarco, durante el proceso que comenzó hace casi nueve meses "se mostró cómo operan las redes de trata a lo largo y ancho de nuestro país porque aquí hablamos de Tucumán, Córdoba, Santa Cruz y La Rioja, donde se mueven estos delincuentes".
Sobre sus expectativas en torno de la definición del juicio, señaló que espera que "la Justicia haga justicia y repare el daño causado a mi nieta, a la que le robaron su madre, y a mí, que me quedé sin hija" y pidió: "Que me devuelvan a mi hija, simplemente eso, porque aquí estamos para saber donde está", añadió.
"Nunca he deseado la muerte de ninguno de los imputados, pero de la justicia divina de Dios nadie se salva y ellos tendrán que rendir cuentas por lo que hicieron", indicó.
Por su parte, Carlos Garmendia, abogado de la fundación "María de los Ángeles" que se encarga de ayudar a mujeres víctimas de la trata de personas, destacó que Varela Alvarez "diagramó lo que llamamos la línea en el tiempo".
"El fue explicando cronológicamente lo que nosotros entendemos fue reconstruido en este juicio y dibujando la participación de cada uno de los imputados en el hecho concreto que ha sido el secuestro de Marita y posterior explotación", agregó.
Según Garmendia, "quedó muy en claro que el grupo tucumano tenía contacto con el grupo riojano a través de Daniela Milheim, quien se dedicaba a regentear y captar mujeres para llevarlas al sur del país y a La Rioja".
El defensor de María Jesús Rivero, una de las imputadas, Sergio Morfil, explicó que "esto es un juicio y lo que se necesitan son pruebas".
"La exposición de Varela Alvarez era previsible, pero lo que se están juzgando son conductas y en derecho penal, por sobre todo, las pruebas son las que valen", indicó.