PIDEN 15 AÑOS DE PRISION.
MATO POR VENGANZA.
La Fiscalía solicitó una dura pena para Hugo Lencina por matar a Marcelo Martínez, quien era sospechoso de asesinar a su padre. La defensa reclamó la absolución por el beneficio de la duda
La ausencia de testigos de cargo comprometidos en la causa por el homicidio de Marcelo Martínez complicó el trámite del juicio al imputado Hugo Lencina. La víctima había sido sospechosa de asesinar al padre del acusado tiempo atrás, y las cosas no estaban bien entre ambos. Desde el inicio de la investigación hubo denuncias de amenazas a personas que debían declarar, quienes faltaron al debate y no fueron encontradas por la Policía. Esto incluso generó sospechas en la fiscal de Cámara, Carolina Castagno, quien investigará porqué el personal policial no encontró a los testigos. De todos modos, con los elementos reunidos en la instrucción de la causa la fiscal fundamentó su pedido de condena para Lencina de 15 años de prisión. Por su parte, el defensor Marcos Rodríguez
Allende consideró que hay suposiciones sobre la responsabilidad del acusado, y solicitó la absolución por el beneficio de la duda.
Amenazas, arma y disparos
Castagno inició sus alegatos recordando el hecho imputado, que ocurrió el 17 de abril de 2008 en el barrio Maccarone de Paraná. Según la acusación Lencina, que hoy tiene 26 años, aquella madrugada fue a la casa de Martínez, ubicada en Dorrego al final. Cuando lo vio, sacó su revólver calibre 32, le apuntó y efectuó al menos seis disparos, uno de los cuales impactó en la cabeza de la víctima y le atravesó el cráneo de lado a lado, lesión que le produjo la muerte. Además, recordó que el arma de fuego con la que fue ultimado Martínez fue secuestrada en la casa de Matías Romero, quien fue procesado pero luego sobreseído.
La fiscal destacó que tanto los testimonios del círculo íntimo de Martínez, como de quienes no lo son, coinciden en la disputa que existía entre la víctima y el acusado. Además existió una denuncia en la comisaría octava en 2006 de la víctima contra Lencina alertando por las amenazas recibidas.
“No es un dato menor las amenazas que han sufrido los testigos de cargo desde el comienzo de la investigación”, dijo Castagno, y entre ellas mencionó el caso de una testigo que entonces tenía 14 años y debió ser alojada en un hogar por el temor a represalias.
“Es muy difícil determinar qué pasó porque faltaron esos testigos”, lamentó, pero a su vez citó el testimonio de la joven Catalina Ortiz, quien mencionó que el día del crimen vio en su casa a Lencina con otros sujetos, consumiendo alcohol y drogas, y el acusado le preguntó a Ruiz Díaz si estaba armado. Le respondió que sí y le mostró el revólver. Además, Ruiz Díaz dijo que ese día Lencina “andaba con bronca y que tenía problemas con los pibes de arriba que le habían matado al padre”. Poco después de que se retiraron del lugar, se escucharon los disparos, y le dijeron a la testigo: “Uy, este se mandó una cagada allá arriba”.
Para la fiscal “todos coinciden en esto y vinculan los disparos con Lencina”, al igual que el testimonio de Silvia Centurión, quien contó que esa madrugada vio al imputado con un revólver en la mano, quiso entrar a su casa pero no lo dejó, y al instante escuchó los disparos.
Otro punto citado por Castagno fue la pericia psicológica y psiquiátrica a Lencina, que sostiene que el joven tiene en su personalidad rasgos de impulsividad y hostilidad, con tendencia a la actuación de los conflictos, escasa tolerancia a la frustración y posibilidad de conductas agresivas, por lo cual se le diagnosticó “trastorno psicopático de personalidad”.
Finalmente, la fiscal se quejó de que “se trató de enturbiar la investigación y presionaron a testigos para que no declaren”. Tras evaluar atenuantes y agravantes del delito, pidió la pena de 15 años de cárcel para Lencina.
“Nos invade la duda”
El abogado defensor Marcos Rodríguez Allende comenzó su alegato citando una frase de la fiscal de primera instancia Laura Catáneo, quien afirmó que había elementos para abrir el debate y en la discusión desarrollar una hipótesis acusatoria lógica, coherente.
Luego, el abogado cuestionó el planteo de la fiscal de Cámara Castagno por imputarle a Lencina ser autor del disparo mortal, cuando en realidad solo “hay supuestos, hipótesis”.
“Está probado que Lencina tenía enemistad con Martínez, por el móvil y la ubicación física se lo vincula con el hecho, pero es un supuesto”, remarcó el defensor, y luego numeró cuatro hipótesis del crimen que también sos viables: una, que haya sido Ruiz Díaz el asesino, ya que una testigo dijo que le confesó que esa noche iba a correr sangre; otra, que Romero sea el autor del disparo, ya que tenía el arma y él amenazó personalmente a los testigos; la tercera es que haya sido Lencina con Cristian Quagliata, porque ambos estaban juntos y cuando se fueron se escucharon los disparos; y la cuarta es que pueden haber sido todos.
“Son suposiciones, nos invade una duda”, afirmó Rodríguez Allende, y sostuvo: “Que Lencina haya tenido odio por el crimen del padre no acredita que haya disparado, por más que haya estado drogado o con bronca. Las dudas no se han despejado nunca, y se han profundizado aún más”. Por esto, el defensor pidió la absolución del acusado por entender que no quedó acreditado el hecho.
El tribunal de la Sala I, integrada por Miguel Ángel Giorgio -presidente-, Elbio Garzón y Héctor Villarrodona, darán a conocer el adelanto de la sentencia el lunes al mediodía.
Testigos ausentes: fiscal cuestiona a la Policía
En la primera jornada del juicio a Hugo Lencina faltaron ocho de los 12 testigos citados a declarar, quienes en la segunda jornada tampoco aparecieron, en especial los de cargo, es decir los que más comprometían al imputado.
Por la sobrecargada agenda de juicios el presidente del tribunal, Miguel Giorgio, dijo que “el debate debe terminar hoy”, por lo que no permitió esperar más días para buscar a los testigos ausentes. “No es un capricho del tribunal, el Superior Tribunal de Justicia ha pedido agilizar los juicios, no hay otro modo, hasta la Corte Suprema lo ha pedido”, explicó el juez.
Entre las 10 y las 11.30 de ayer se realizó un cuarto intermedio previo a los alegatos para probar por última vez. Se ordenó nuevamente a la Policía que fuera a buscar a los testigos, pero tampoco hubo suerte. La respuesta a los oficios judiciales de parte del personal de la comisaría octava fue que dichos testigos no viven más en las viviendas del barrio Maccarone, según les manifestaron vecinos del lugar.
Lo que llamó la atención fue que los testigos que sí fueron a declarar afirmaron con naturalidad conocer dónde viven en el barrio esas personas y que los ven todos los días.
Por esto, la fiscal de Cámara Carolina Castagno investigará qué sucedió: si realmente los testigos ausentes no viven más en el Maccarone o si existió negligencia policial, ya que existen las notificaciones de las citaciones firmadas por los testigos y luego se sostiene que no los encontraron.