FALLECIO EDUARDO MARTIN.
SE FUE UNA GLORIA DE ATLETICO URUGUAY.
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En la mañana de ayer se produjo el fallecimiento del señor Eduardo César Martin, nombre indisolublemente ligado al Club Atlético Uruguay, al que se incorporó luego de cumplir el servicio militar obligatorio, llevado por ese patriarca de la historia “decana” que fue don Simón Luciano Plazaola, que tal vez advirtió en él a alguien que pudiera repetir su historia de jugador y dirigente. Don Simón vio en “Pocho” a un sobrio y seguro defensor, pero también a alguien que podría seguir en la tarea esforzada, sacrificada y nunca sencilla de llevar adelante un club de fútbol.
Así, en la década del cincuenta formó parte de un equipo que en los campeonatos de la Liga Departamental –que era la reconocida por el Consejo Federal de la AFA, ya que coexistía la Liga Amateur- alternaba en la consecución de títulos con Gimnasia y Esgrima. Ocupaba el puesto que entonces se conocía como “half derecho”, era el nº 4, conformando una línea media que alcanzó fama en la provincia y que era baluarte del equipo: Martín, Mendieta y Squivo.
Integró también el seleccionado de la Liga, cuya máxima competición era el Campeonato Argentino y la visita que recibían de equipos profesionales en las conmemoraciones patrias de 25 de Mayo o 9 de Julio.
No formó parte del equipo que sufrió la más ominosa derrota a manos de su tradicional rival, Gimnasia y Esgrima, cuando en la vieja cancha ubicada frente al cementerio, cayó por ocho goles a cero.
Pero sí el fútbol le permitió ser partícipe de la revancha histórica, cuando el equipo decano –dominador absoluto de la década del `70- devolvió la gentileza al derrotar a Gimnasia por 9 a 0 en noviembre de 1974 en el Estadio Núñez, en lo que ha sido la mayor diferencia entre los clásicos rivales del fútbol uruguayense. Formaba parte entonces junto al Dr. René Punzi y a Julio Boladeres del cuerpo técnico decano.
Con ellos también fue protagonista de la gran campaña realizada en el Campeonato Regional –así se denominaba entonces al clasificatorio para los antiguos campeonatos nacionales- de 1975, en el que Atlético, el 19 de mayo de 1975, perdiera la clasificación sobre la hora en Posadas, frente a Bartolomé Mitre, representante de Misiones.
Pero ya en su rol de dirigente tuvo compensación por aquella derrota ¡y cómo!, ya que presidía a la institución cuando Atlético Uruguay obtuvo la clasificación para el campeonato Nacional de 1984, alcanzando la distinción de jugar por los puntos nada menos que con grandes del fútbol mundial como River Plate y de la historia del fútbol argentino, como Huracán.
Fue entonces cuando el césped del Estadio Simón Luciano Plazaola, escenario al que durante su presidencia dedicó especial cuidado, fue pisado por los campeones del mundo Nery Pumpido, Rubén Gallego, Carlos Tapia y Olarticoechea y la figura majestuosa de Enzo Francescoli.
Su gestión directiva trascendió el ámbito local, ya que se proyectó en la provincia como uno de los mas destacados, encabezando junto a los hermanos Martínez Garbino y el profesor Guillermo Nikodem, la conformación del Consejo del Deporte entrerriano, del que fue su primer presidente.
En definitiva, un hombre que supo dar cauce a su pasión por un club de fútbol, en todos los niveles y funciones: de pantalones cortos y zapatos con tapones, desde la línea de cal gozando con lo que hacían sus dirigidos y sufriendo el hacer de los adversarios, y desde el encumbrado rol dirigencial, conduciendo a la institución en su trascendencia nacional.
En el ocaso de su vida, con el amor por los colores intactos, pero con la apertura y visión que otorga el paso del tiempo, se convirtió en un referente de la dirigencia deportiva uruguayense, por eso en la noche del 4 de diciembre de 2010, cuando en el Club Rivadavia se congregaron todos los que supieron arrancar ovaciones y lágrimas, de alegría por el triunfo y dolor en la derrota, de los uruguayenses, en el homenaje a todos organizado por la Vicegobernación de Entre Ríos, “Pocho” Martín fue el encargado de cerrar con sus palabras esa noche mágica. Era el pensamiento y expresión de alguien que había hecho y dado todo por el deporte que lo apasionaba, y aunque a cierta edad se llega, inexorable, a esta especie de catástrofe, siempre resulta difícilmente asimilable para quienes conocieron su dimensión de dirigente deportivo y para la institución que no tendrá ya su diario afán. Había nacido en Concepción del Uruguay el 30 de junio de 1931.