Volvio al ruedo. Según la Policía, la mujer que ayer embaucó a un comerciante de Santiago del Estero haciéndose pasar por secretaria de la Municipalidad de Concordia, y le quitó 17.500 pesos por los cuales supuestamente le vendería 175 cajones de pollo, sería la misma que fue detenida el 14 de septiembre, cuando estaba a punto de estafar al dueño de un frigorífico de Posadas, Misiones, que llegó a la capital del citrus a comprar el mismo producto, pero por 25.000 pesos.
“La mujer maravilla”, como apodan los policías de Concordia, se hace llamar Lorena o María Eugenia, y dice ser secretaria de un funcionario de alto rango de la Comuna de esa ciudad. Contacta a empresarios de otras provincias y les ofrece en venta presuntos “remanentes” o productos subsidiados, a precios muy inferiores de los del mercado. Pero siempre desaparece y termina quedándose con el dinero de quienes trataron de hacer pingües diferencias.
Cajones. El martes a las 15 llegó a Concordia Sergio Martínez, titular de la firma Carnes Micaela, de La Banda, provincia de Santiago del Estero, a comprar 175 cajones de pollo a 100 pesos cada uno –un 40% del valor más conveniente en el mercado–, que días antes les había ofrecido por teléfono un hombre que dijo llamarse Juan Carlos Benítez. El vendedor se presentó como funcionario municipal y les explicó que la mercadería tenía un precio subsidiado por “el municipio y el gobierno”. Les dio el número telefónico de su secretaria, a la que identificó como María Eugenia González, y les indicó los pasos a seguir.
Martínez llegó a Concordia con un empleado en un camión Ford, dispuesto a pagar y llevarse la mercadería sin hacer muchas preguntas. En Urquiza y Corrientes de esa ciudad se contactó con una mujer, que lo comunicó por teléfono con el supuesto funcionario. Este último instruyó al comerciante santiagueño para que le entregue el dinero a “la secretaria”, para que “el contador vaya haciendo la factura, y espere unos minutos, que en esa misma esquina le iban a entregar la mercadería. Por supuesto. Plata en mano, “la secretaria” desapareció del mapa y el carnicero terminó en una comisaría.
Investigación. Con las características físicas de la estafadora que aportó la víctima, y sobre todo, con los detalles del modus operandi, los policías apuntaron la mira hacia una mujer de 31 años que el 13 de septiembre fue detenida cuando intentó engañar a un empresario de Posadas que llegó a la ciudad en su BMW a concretar la compra de 250 cajones de pollos. Se trataría de una tal Lorena Iribarren, domiciliada en el barrio Cabo Primero Sendrós de Concordia, que está siendo investigada por tentativa de estafa, un delito excarcelable, y que según la Policía concordiense, lejos de acobardarse con la detención de septiembre, sigue haciendo de las suyas.
Ayer fue señalada por el empresario santiagueño en una prueba de reconocimiento dispuesta por la fiscal Mariana Elías.
La avidez no da lugar a la duda
El martes, un empresario de la carne viajó desde Santiago del Estero hasta Concordia para comprar pollo a un 40% de su precio. Sabía que eran subsidiados, que los vendía un funcionario público en forma tan directa como sospechosa, y sin embargo, entregó 17.500 pesos en la calle a una desconocida.
El 13 de septiembre, un empresario de Posadas hizo 570 kilómetros para realizar una operación del mismo tipo.
El 24 de agosto, el dueño de un corralón de Firmat, Santa Fe, llegó a Concordia a comprar 400 chapas acanaladas Nº 25, de 13 metros de largo cada una, que supuestamente formaban parte de un remanente de una gran compra realizada por la Comuna. El hombre también iba detrás de un gran negocio y lo esquilmaron: le sacaron 30.000 pesos.
El 28 de abril, un comerciante y transportista de la ciudad de Córdoba viajó más de 600 kilómetros para concretar un negocio tentador: comprarle 500 cajones de huevos a personas que vendían productos de granja de un presunto emprendimiento municipal. Terminó estafado por los desconocidos que le sacaron 30.000 pesos y lo dejaron esperando la mercadería en un pasillo de la Municipalidad de Concordia. Y hubo muchos casos más.
En Concordia no hay una sola banda dedicada a ese tipo de delitos. Este año, por ejemplo, cayó preso un empresario gastronómico acusado de realizar estafas mediante compras telefónicas.
Pero además de muchos vivos, hay un verdadero catálogo de imprudentes.
La Policía ya no disimula su enojo con quienes caen en la trampa. Y destaca que, sin una importante cuota de avidez, sería imposible llevar de las narices hasta Concordia a un empresario, que sin preguntar demasiado, pero imaginándose que será beneficiado por el accionar de funcionarios corruptos, termina en manos de gente que es más hábil para lucrar con los negocios turbio
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