José Carlos Carrizo, detenido hace tres días acusado de matar a su mujer y su hija de seis años el 4 de diciembre del año pasado en Victoria, apareció muerto ayer en la cárcel de esa ciudad. Sus parientes no creen en una autodeterminación. El juez José Alejandro Calleja dijo que no hay indicios que haya intervenido otra persona. “No hay ningún indicio de eso, pero la resolución final la voy a tomar cuando tenga el resultado de la autopsia y de otras pruebas que se van a llevar a cabo”, aclaró Calleja. “Después de buscarlo durante tanto tiempo, esperábamos poder probar que fue el autor del doble homicidio y que se llegue a una condena” dijo ayer una fuente de la investigación que tuvo activa participación de los varios procedimientos que se realizaron en la zona del Gran Rosario, para tratar de localizar a Carrizo a principios de este año.
El acusado, de 32 años, estuvo prófugo cinco meses, sospechado de haber dado muerte por asfixia a su pareja, Gisela Lanieri, de 25, y a la hija de ambos, Valeria Agustina, durante la madrugada del 4 de diciembre de 2011. Las mujeres se encontraban en una habitación de la vivienda humilde, junto a otro hijo de Carrizo, de 5 años, que no sufrió ataque y fue quien al despertar al día siguiente halló el macabro cuadro.
Pese a la escasa logística con la que contaba el albañil, logró burlar durante meses la persecución de varios grupos de policiales que viajaron comisionados especialmente para atraparlo. Ayer, alrededor de las 4.40, en una celda de aislamiento y aparentemente sin vigilancia, se habría quitado la vida ahorcándose con una camisa y un buzo, con las que improvisó un lazo que ató a un barrote de un ventiluz.
El juez de Instrucción actuante, José Alejandro Calleja, informado del hallazgo del cadáver, dispuso que se realice una autopsia en la morgue del Poder Judicial, en Oro Verde. “El cuerpo todavía tenía temperatura cuando lo observamos, pasadas las 5”, explicó el magistrado.
Cuando se le preguntó si existen indicios de la participación de otra persona en la producción del deceso el magistrado respondió que no. “No hay nada de eso, pero la resolución final la voy a tomar cuando tenga el resultado de la autopsia y de otras pruebas que se van a llevar a cabo” aclaró Calleja.
El juez confirmó que el cuerpo estaba desnudo, pero aclaró que las ropas que no formaban el lazo con que apareció el cadáver permanecían a un costado de Carrizo, en el piso de la celda del Penal Clemente XI.
Desde el Servicio Penitenciario se indicó que el hombre estaba aislado para la preservación de su integridad física, alejado de los restantes internos, y con la vigilancia habitual del personal que realiza las recorridas nocturnas.
Daniel Carrizo, hermano del fallecido, hizo declaraciones radiales y se mostró indignado por cómo se encontraba el imputado en la cárcel. “¿Por qué mi hermano estaba desnudo entero y colgado? Si en la cárcel la gente no puede estar sin ropa”, se preguntó el entrevistado, según reprodujo el sitio de noticias diario Victoria.
También se quejó porque lo hicieron “reconocer el cuerpo a oscuras, alumbrando con una linterna. ¿Cómo puede ser que no tengan un foco, que no haya luz?”, protestó.
El hombre dijo que no se entiende “cómo es que nadie lo custodiaba y cómo lo dejaron estar en esa situación”.
Más adelante, Daniel Carrizo opinó que su hermano era inocente, que no tuvo nada que ver con el doble femicidio, y negó la versión extraoficial que circuló insistentemente en el verano, sobre un presunto encubrimiento de la familia hacia el prófugo. “Decían que nosotros le dábamos plata y comida. Nosotros estuvimos cinco meses sin verlo. Lo vimos cuando estaba ahorcado. El era un tipo gordo, grandote, cuando lo vimos era un palito”, relató.
En ese aspecto, fuentes de la causa indicaronque el lunes, cuando fue trasladado al Juzgado de Instrucción para prestar declaración indagatoria, Carrizo se veía flaco y envejecido.
La madre de Carrizo, María Elida Hernández, deslizó una hipótesis sobre un presunto ajuste de cuentas contra su hijo y su nuera. “Todo esto fue un ajuste de cuentas. Gisela o José se enteraron algo de Epuyen (la empresa donde trabajaron), fue un ajuste de cuentas. La mataron a la mujer y a la nena y él se alcanzo a escapar”, conjeturó.
“¿Qué es eso de que se suicidó? ¿Con una remera?, si la celda mide dos metros de alto y no hay ningún lugar para que se pueda colgar”, cuestionó la madre de Carrizo, que insultó a policías y penitenciarios y adelantó que “van a pagar por todo esto. Ni siquiera me dejaron entrar a la cárcel a verlo, ni a mí que soy su madre”, denunció.
Después señaló que siempre creyó en la inocencia de su hijo: “Podrán decir que era agresivo pero nunca hubiera matado a ella y a la nena. El no era así, yo lo conocía porque lo parí”, aseveró.
También fue entrevistada Sofía Lanieri, madre y abuela de las víctimas, y se lamentó por el deceso de su yerno: “Ayer estábamos contentos porque íbamos a saber la verdad. No nos pone contentos que se haya suicidado. Yo quería que hable y que cumpla su condena, y después pueda estar con su otro hijo”, contestó la mujer, a los periodistas.
“Hasta ayer nos habíamos sacado una mochila, hoy la mochila volvió. No pudimos rescatar nada de las palabras de él. Nos dejó en la duda porque queríamos completar el hecho para poder superarlo”, explicó Sofía Lanieri, madre y abuela de mujer y niña asesinadas.
Por último, la familiar de las víctimas expresó que su preocupación más grande es el futuro de su nieto de 5 años, sobreviviente de la matanza del 4 de diciembre del año pasado, que ayer también perdió a su padre. “Tenemos que ser fuertes para nuestro nieto. No vamos a cerrarle las puertas a la familia Carrizo, no somos rencorosos y no tenemos nada contra ellos. Tampoco le podemos negar que vea a su padre por última vez”, agregó la mujer.