28 de mayo de 2012 |
CONCEPCIÓN DEL URUGUAY |
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Cuando la honestidad no tiene nada que ver con la pobreza
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Cuando se vive en una sociedad donde se van perdiendo muchos valores, es difícil encontrar ejemplos de honestidad, y cuando estos aparecen, hay que destacarlos. Esta semana un niño de solo diez años, se convirtió en ese ejemplo digno de ser imitado y demuestra que la condición social en la que se vive, no es escollo para las buenas acciones. Se trata de Axel Ocampo, un niño que vive en condiciones muy humildes junto a su mamá Mabel Ocampo de 47 años. La realidad de sus días marca indudablemente que, si no fuera por la ayuda de algunas personas, no podrían subsistir. Este niño, alumno del quinto grado de la escuela Nº 92 “Tucumán” en el turno mañana, fue quien halló en la calle una billetera con 400 pesos y documentación de quien la había extraviado. En una verdadera actitud solidaria y sin dudarlo un solo instante, Axel buscó entre los documentos la dirección de la persona y tomó la determinación de ir hasta su casa y entregarle todo como lo había encontrado. En ese lapso, mientras caminaba con su primo, recibía críticas por su actitud, pero esto no lo hizo cambiar su idea y así devolvió lo que no era suyo, recibiendo la gratitud de la persona y 5 pesos de recompensa. Repercusión El suceso no tardó en trascender y una de las responsables de esto fue la docente Olga Martínez, quien había sido maestra de este nene en primer grado y que, sabiendo de su difícil situación, ayuda constantemente a él y su madre. Axel recibió el reconocimiento de la gente, que comprendió que con chicos como este, el futuro tiene una esperanza y no se puede ignorar lo sucedido. Sin lugar a dudas, la actitud de Axel tiene que ver con su entorno, su madre y sus maestras, y para él ese fue el reconocimiento que más le llegó, aun sin darse casi cuenta de su acción, la que realizó de manera natural, tan natural y fresca como la sonrisa tímida que tiene en forma permanente. Humedad y barro Lo sucedido justificaba de gran manera conocer a fondo a Axel y su entorno, para saber como un niño de tan humilde condición social y grandes necesidades, podía dejar de lado tanta tentación. Fue así que llegamos a su casa en calle Lacava, casi esquina Estrada, donde Axel se encontraba con su mamá, tan tímida como él. Rodeados de barro tras las lluvias, pasaban el tiempo en la vereda, ya que en el interior de la pequeña y maltrecha vivienda, no tienen lugar para estar o algo para entretenerse. Mabel nos hizo pasar para conocer su casa donde se ingresa por lo que sería una pequeña cocina con piso de tierra, una cocina tipo anafe y una pequeña mesita. Desde allí se pasa a lo que sería la única pieza en similares condiciones, sin muebles, con dos camas viejas una de las cuales usan para dormir, sin luz y con un techo que se llueve. “Nos entra agua en tres lados”, dijo Axel mientras señalaba con su dedo y sonreía como si eso fuera algo común, al tiempo que mostraba un televisor tapado con mantas para que no se moje, el cual no usan porque no tienen ni cable ni una antena. Sobre el fondo de la pieza, el baño que dista mucho de reunir las condiciones mínimas se uso normal, más allá de lo que Mabel pueda hacer para mantenerlo limpio. Tras ver su casa, la mujer, que padece una importante discapacidad física y visual, nos llevó al fondo donde se veía una pileta de cemento, tachos plásticos para lavar la ropa a mano y una gallina muerta sobre una mesita, la cual le habían regalado para hacerse la comida del día. 150 pesos La situación de este niño y su mamá es más que entendible. Mabel solo recibo 150 pesos de la asignación por hijo y su problema de salud le impide trabajar. Afortunadamente la ayuda de algunas personas, entre ellas de la Olga Martínez, que oficia de alguna manera de madrina, les permite subsistir, pero eso no es impedimento para que no pierdan la fe, sino todo lo contrario, ya que ella concurre a una Iglesia Evangelista y esto, señaló convencida, la ayuda a ser fuerte. “Yo fue siempre muy humilde. Me crie con mis abuelos y ellos me enseñaron a ser honesta. Por eso yo quiero que mi hijo sea igual, pero con la diferencia que quiero que estudie y se supere. No quiero que sufra lo que yo sufrí. No falta nunca a la escuela, primero porque quiero que se eduque y segundo porque en casa no puede hacer nada, ni jugar ya que no hay lugar para hacerlo. Así y todo, siempre se levanta con una sonrisa y de buen humor”, señaló la orgullosa madre de Axel. Con la mirada tímida y dirigida al piso, Mabel fue terminante al referirse a la acción ejemplar de su pequeño hijo diciendo “Hizo lo que tenía que hacer. Si hubiera venido con eso a casa lo castigaba. El sabe bien como comportarse. Por él espero que mejoren las cosas y me gustaría conseguirle una capa y botas para que no se moje cuando va a la escuela”. Mientras se desarrollaba el diálogo, el niño se acercó y contó que le gusta jugar al básquet, lo que lamentablemente no puede hacer por no tener tiempo o a alguien que lo lleve. Se sonreía al contar que muchos compañeritos lo felicitaron como las maestras por su acción, pero hubo algunos que lo criticaron y mucho, pero lo importante fue que se da cuenta que su acto fue muy importante y valedero. Ayuda, por favor Axel y Mabel están en su casa, seguramente esperando que algo les cambie su compleja situación. Ellos necesitan ayuda. Es importante rescatar los buenos ejemplos y sería muy sano para la comunidad o autoridades, verde dar de alguna manera a este chico y su madre lo que merecen, como un techo digno y un pasar mejor, esperando que sigan apareciendo muchos Axel en la vida, para lograr una sociedad mejor.
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