Los Bengoechea hace 10 años que viven a ocho kilómetros al oeste de la ciudad de Villaguay. Esta familia de pequeños productores se dedica a la venta de animales: vacas, ovejas, chanchos. También venden pasteles y tortas, pero solo por encargue. Ellos vivirían muy tranquilos si no fuera porque le fumigan en la cara.
“Estamos atemorizados”, dijo María Ester Larrea Blanco, que esta semana tuvo que internar por tercera vez a su hija, de 15 años, tras la fumigación de un campo vecino. María Ester tiene miedo porque su mamá de unos 80 años padece cáncer y los médicos le dijeron, en más de una oportunidad, que podría ser producto de los agroquímicos. “Nadie quiere firmar nada (por los médicos), pero estamos con mucho miedo porque acá cualquiera fumiga sin control, es más, a veces preguntamos y ni saben qué químico están utilizando”, afirmó.
La familia vive al lado del Aeroclub, muy cerca de la escuela Nº 5 Paraná que tiempo atrás denunció fumigaciones cerca de su predio, a pesar de estar prohibido por las leyes y resoluciones vigentes.
El domingo a la tarde, María Florencia, que el 20 de agosto cumple 16 años, estaba haciendo la tarea de la escuela en el patio de su casa. De repente, la adolescente que cursa 4º año en el Colegio Nacional se descompuso y se desmayó. En seguida a la casa llegó una camioneta con dos hombres. Venían a pedir disculpas por fumigar cerca de la casa. “Mi marido los echó primero porque es siempre la misma historia, pero después, cuando veíamos que la nena no se recuperaba, los hizo quedar”, contó María Ester. Apenas se descompuso la adolescente el padre le preguntó a los hombres que estaban a cargo de la fumigación qué tipo de producto estaban utilizando, pero lo desconocían. “Los señores del mosquito fumigador no sabían qué producto habían utilizado, la medida y tampoco estaba el ingeniero que tiene que estar, pero esto pasa siempre, no solo acá sino, también en otros lugares”, mencionó.
La joven estuvo internada durante algunas horas en el hospital de Villaguay. “El médico de Policía no se hizo presente y el médico de guardia puso que tenía problemas respiratorios; increíble, pero uno no sabe qué pensar”, precisó la mujer, que en las próximas horas tiene que volver a llevar a su hija al médico para una nueva revisación. “Lo mejor que podemos hacer es irnos de acá, me dijo un médico, pero no nos vamos a marchar, este es nuestro lugar”, aseveró María Ester.
La joven, que no está concurriendo a la escuela, será sometida a distintos estudios médicos, ya que tras el episodio de intoxicación padece fuertes dolores de cabeza.

“La provincia con más controles”
El presidente de la Comisión de Producción de la Cámara alta, Oscar Arlettaz, dijo que “se armará un proyecto nuevo directamente”. Además el legislador resaltó que “la provincia de Entre Ríos tiene muchas normas al respecto, pero hay que adecuarla a estos tiempos”. Arlettaz aclaró que en Entre Ríos la situación “está bastante bien”, y que “no hay un desastre con el tema de las fumigaciones”.

Leyes y más leyes
Entre Ríos es una de las provincias en las que más se ha escrito sobre regulación del uso de agroquímicos. Luego de la denuncia de la familia Bengoechea, la solución parece ser una nueva ley y no más y mejores controles.
Los productores ya conocen que antes de comenzar una fumigación debe estar presente un ingeniero agronómo; saben también que esta prohibida la quema o arrojo a basurales de los bidones con productos químicos. Sin embargo, los vecinos siguen advirtiendo que en muchos casos no hay profesionales presentes y que los bidones se queman o se lavan en arroyos. En la Ley Nº 6.599 que data de 1980 se establece el régimen de manejo de plaguicidas y sus sanciones.