Entre los testigos se encontraban, el citado Bisogni, asaltado minutos antes del hecho perpetrado contra Ortiz; y Díaz un distribuidor de la empresa Leonel y Tamar, asaltado supuestamente por Lucero.
Bisogni manifestó que el 26 de mayo alrededor de las 22, un hombre armado entró a su negocio de 12 de Octubre y Dr. Scelzi apuntándole con un arma de fuego de puño y le exigió la entrega de dinero. El comerciante le dio el pago de una venta que acababa de hacer, unos 30 pesos, pero el delincuente le exigió más. Bisogni simuló ir a buscar más dinero a una caja en el fondo del local, allí se arrojó al piso y escapó hacia el interior de su vivienda; ante lo cual el delincuente huyó en una motocicleta con otra persona que lo esperaba afuera. Bisogni reconoció a Farías como el asaltante. Díaz, por su parte, narró que fue asaltado por dos sujetos motorizados en barrio San Isidro en febrero de este año. Dijo que los ladrones llegaron en una motocicleta roja de 150 cc, cuando estaba junto al camión de reparto. Los ladrones se llevaron la recaudación. La víctima identificó a Lucero como uno de los autores del hecho. Su acompañante, Diego Esquivel, manifestó que solo alcanzó a ver la moto que se alejaba pues estaba en la caja del camión.
Declararon también dos policías que participaron en allanamientos vinculados a estos hechos, en uno de los cuales, en la casa de Lucero en barrio Zapata, encontraron la moto utilizada supuestamente en el asalto a Díaz, una billetera con un logotipo de Arcor, dinero, un arma de fuego de puño y proyectiles.
También declaró el ingeniero Gabriel Ramiro Ferro, quien realizó el análisis del video de las cámaras de seguridad en el que está grabado el asalto y asesinato del comerciante Jorge René Ortiz.
El siguiente testigo fue el licenciado Rafael Chappuis, quien realizó pericias psicológicas a los imputados. Concluyó la ronda de ayer con las conclusiones de la doctora Ana María Presas, quien investigó hechos que indicaban como blanco a dos empresas que a su vez tenían involucradas personas en común. Se trata de las distribuidoras Leonel y Tamar. La letrada señaló que le fue proporcionado un listado de empleados, donde se constató que dos sospechosos eran repartidores: Farías y otro hombre de apellido Saboredo. Estos conocían a clientes, como Ortiz y Bisogni, quienes resultaron víctimas de asaltos, uno de ellos con resultado fatal. También los relacionó en un robo ocurrido en diciembre de 2011 y otro ocurrido en marzo de 2012. En todos los casos hubo una moto con dos personas y, curiosamente , las víctimas eran clientes de la misma distribuidora.