Tras notar fuertes olores nauseabundos, los vecinos de la zona de calle Hipólito Yrigoyen al 400, entre calles Espino y Carriego de Concordia, personal policial de la Comisaría Primera, asistió a la zona pudiendo detectar en la tarde de este jueves que se trataba de un hombre sin vida que se encontraba dentro de su vivienda.
Sobre ello, el Jefe Departamental de Policía, Sergio Mendoza, que “este hecho data de varios días, donde Héctor Rodríguez Pujol, conocido cardiólogo yacía en avanzado estado de putrefacción”.
Asimismo, señaló que para trabajar en el lugar se tuvieron que utilizar las máscaras correspondientes por parte de bomberos zapadores de Concordia. También relató que junto al cardiólogo “se encontraron unas cartas, aparentemente de su puño y letra, firmadas y selladas con su propia matrícula, donde daba todas las consignas en relación a que, una vez que la Justicia entregue su cuerpo y a raíz de esta determinación que llevó a cabo, que no deseaba ser velado, sino que se lo traslade directamente al cementerio municipal”.
De la narración hecha por el Jefe policial también se desprendió que los investigadores no detectaron las aberturas forzadas en el lugar, ni tampoco faltantes de elementos, “sino que inclusive la puerta de ingreso estaba con un pasador de seguridad desde el interior” y agregó que los uniformados “alcanzaron a observar por una de las ventanas de la parte trasera toda esa descomposición en el domicilio”.
A ello sumó que en las averiguaciones hechas con los vecinos se pudo saber que Rodríguez Pujol “hacía varios días que no era visto y eso ameritó una comunicación con el fiscal de turno de la justicia y se le dio participación a un cerrajero para ingresar”.
Una vez en el interior de la vivienda, nuevamente el cerrajero debió intervenir la puerta del dormitorio principal donde yacía el cuerpo. “Para trabajar en el lugar se tuvieron que utilizar las máscaras correspondientes por parte de bomberos zapadores” afirmó y detalló que junto a esta persona “también se encontraron unas cartas en el lugar, aparentemente por su puño y letra, selladas con su propia matrícula, donde daba todas las consignas en relación a que, una vez que la Justicia entregue su cuerpo y a raíz de esta determinación que llevó a cabo, que no deseaba ser velado, sino que se lo traslade directamente al cementerio municipal”.
“Estamos ante un caso de suicidio y dado el avanzado estado de descomposición del cuerpo se ha dispuesto la autopsia correspondiente para establecer cuales son las causales de muerte del occiso”, subrayó Mendoza, quien al mismo tiempo explicó que las cartas encontradas “expresaba cuestiones vinculadas a sus bienes y la disposición de todas sus cosas”.
Otro de los detalles que reveló fue que en la habitación también se halló un arma de fuego, aunque evitó asegurar que fuera utilizada por el ocotgenario para quitarse la vida. “Hay que hacer todo el trabajo profesional, sobre todo porque el cuerpo cuando está en estas condiciones hay que trabajar de forma muy sigilosa, sobre todo por todos los elementos técnicos y clínicos necesarios” a la vez que “realizar las pericias necesarias como así también la extracción del mismo y trasladar el cuerpo hacia la morgue judicial”.