Descomunal. No alcanzan los adjetivos para describir el partido que el O2 Arena albergó en la final del Master de Londres. La victoria de Novak Djokovic, número uno del ranking, sobre el mítico Roger Federer, fue una demostración del tenis más sentido y elitista de la actualidad. El serbio se lo llevó en dos sets corridos (7-6, 7-5), consciente de haberle levantado el partido en más de dos ocasiones a un gigante de la raqueta, como el suizo. Con éste triunfo, Nole consiguió su segundo Master -el primero fue en el 2008- y frustró, con un tenis increíble, la chance de que su rival lograra su tercera corona consecutiva en la competencia...

El partido arrancó a favor de Federer, que parecía querer repetir su actuación contra Murray y sostenía con precisión y calidad un contundente 3-0 en games. Pero Nole fue haciéndose fuerte de a poco y, al aprovechar un tramo de imprecisiones de Roger, pudo quebrar en dos oportunidades. Y aunque desperdició un set point, el serbio fue el más contundente en el tie break, donde el suizo opuso resistencia jugando puntos geniales (el más impactante fue el del 6-5, donde con un tiro cruzado sorprendió a Novak, que aplaudió asombrado), pero que no alcanzaron y terminaron dejando a Novak como vencedor por 8 - 6.

Ya en el segundo set, la máquina suiza aceitó la muñeca y tiró toda la carne al asador, pero esto no bajoneó al número uno, que con mucha garra llegó a levantar dos set points. Fue ahí, que el serbio aprovechó la levantada y con una acelerada final, no dejó que se llegara otra vez al tie break y le quebró en el 6-5, cerrando el segundo set, y llevándose la corona.

De esta manera, Nole no sólo derrumbó los sueños de Federer de conseguir su séptimo Master (tercero consecutivo), sino que además le cortó una racha de 50 partido jugados en la competencia, sin perder en dos sets corridos. Números que impactan, opacados por un partido aún más impactante, que esta vez quedó para el número uno del ranking, y no para el uno de la historia...