La final de la Copa Sudamericana tuvo un bochornoso final que no pudo disputarse su segundo tiempo porque los jugadores de Tigre, que fueron agredidos y amenazados con armas por seguridad privada y policía de San Pablo, cuando ingresaban al vestuario visitante del estadio Morumbí al término del parcial. "Liberaron la zona y sacaron dos revólveres", denunció Pipo Gorosito en el entretiempo de la final de la Copa Sudamericana entre San Pablo y Tigre, cuando aún había esperanzas de que el partido podía continuar. Tras un tiempo de espera fue el propio técnico del equipo de Victoria el que sostuvo que no salían a jugar porque "Hay jugadores lastimados. No se juega más" por lo que el árbitro del partido dio por finalizado el encuentro y la Copa quedó para San Pablo El comienzo Todo empezó cuando un jugador de San Pablo se agarró con Orban, en el final del PT. Empezaron los empujones, las corridas y corrió algún golpecito por lo bajo. El árbitro Osses, en tanto, expulsó a Paulo Miranda. Pero la cosa no terminó ahí. Los auxiliares del Matador pidieron a la policía paulista que acompañara al plantel hasta el vestuario, pero los propios uniformados se sumaron al escándalo. “Liberaron la zona y nos mostraron dos revólveres. Son unos cagones porque mano a mano no se la bancan. Así no jugamos el segundo tiempo, no hay garantías”, dijo un desencajado Pipo Gorosito, antes de meterse en el vestuario. Otro colaborador de Tigre agregó que los jugadores fueron amenazados, que hubo agresiones importantes a los jugadores, algunos con heridas. Locura en plena final de la Sudamericana. San Pablo se quedaba con la Copa con justicia, hasta que inexplicablemente decidió manchar su propia fiesta en el Morumbí. El partido Tigre estaba perdiendo 2-0 contra San Pablo en Brasil, al término del primer tiempo. El volante Lucas abrió la cuenta para los locales a los 22 minutos. Y Osvaldo, a los 28., amplió las cifras para el elenco brasileño.