Todo empezó hace dos años, en el primer embarazo”, cuenta María Bevilaqua, sobre el inicio de varios episodios desgraciados, de los que aún no recibieron explicación. Luego de perder una gestación, ella y su marido, Eduardo Ruiz, sufrieron la muerte de un bebé y luego de una beba, ambos a los pocos días de haber nacido. En el caso del niño acusan a la clínica privada porque la causa habría sido un virus intrahospitalario, en tanto que la niña habría fallecido porque nació antes de tiempo, por la decisión del médico, a quien denunciaron por mala praxis. Afirman que en ninguno de los casos, hasta ahora, han recibido por parte de los profesionales ni de la clínica más que destratos y desinformación, y el trámite en la Justicia continúa demorado.
 

Según contaron , al primer embarazo María lo perdió a los tres meses, mientras su doctora estaba de vacaciones. “A los seis meses quedo embarazada de mi nene, iba todo bien”, recuerda María, y el ginecólogo, llegado el verano, también salió de vacaciones. A su regreso, el 17 de enero de 2011, lo fue a ver porque se sentía mal, según la ecografía el bebé estaba bien, pero luego la internaron en la clínica. “Mi hijo nació prematuro de 27 semanas por un virus en la placenta, que nunca me dijeron que lo tenía ni porqué”, contó la mujer. “Tenía una infección que expulsé, estaba todo verde me dijo el médico que estuve a punto e perder el útero”. Santino, como llamaron a su primer hijo, estuvo internado un mes y 20 días en la clínica, estaba bien hasta que por un virus intrahospitalario falleció, el 7 de marzo. Los padres, indignados, recuerdan: “Lo tiraron dentro de una heladera, en una bolsa negra, y una enfermera lo trajo como su fuera una bolsa de basura. Me abrió la bolsa y me dijo ‘¿se quieren despedir?”.
 

Un mes después de la muerte del bebé, María quedó embarazada nuevamente de una nena: “Venía todo bien -contó-, se me declaró diabética pero estaba con nutricionista, endocrinólogo, todo controlado. Mi médico decidió hacerme la cesárea el 21 de diciembre, para él estaba de 37 semanas, pero cuando nació estaba prematura, la sacó antes”. Dos días después, el 23 de diciembre, pese a haber nacido con 2,730 kilogramos, Delfina murió. “Fueron dos días mortales”, recuerdan los padres. El doctor le explicó a la pareja que la causa era que “había tragado líquido cuando nació”.
 

En este caso, los padres tampoco recibieron explicaciones: “No sabemos los motivos por los cuales el médico la sacó antes de tiempo, él sabiendo que la madre tenía diabetes, no la dejó cumplir la gestación correspondiente”, dijo Eduardo. Además, repararon en un error: el médico dijo que la bebé estaba de 37 semanas, pero según el neonatólogo tenía 36.
 

Esta vez realizaron al denuncia contra el médico por mala praxis. El médico forense realizó la autopsia y la biopsia al cuerpo de la nena, y en el informe se explicó que tenía “membranas hialinas”, producto de la diabetes de la madre. Los padres afirman que “si el doctor la hubiese sacado a la nena a las 40 semanas, se podía salvar, porque tenía falta de maduración en los pulmones, se podía haber evitado todo eso”.
 

Luego vino lo que muchas veces ocurre: “Se tiraban la bola entre los médicos, nadie nos daba explicación de nada, el trato era malísimo, nos querían echar con el cuerpo porque no tienen un lugar donde poner una criatura que muere”, relataron.
 

La causa judicial recayó primero en el Juzgado de Instrucción Nº 8, pero luego este se excusó y pasó al Nº 7. Con las demoras del caso, primero se espera que se cite a la audiencia de medicación judicial, con los supuestos responsables de las muertes, así como con las aseguradoras. En caso de que no se arribe a un acuerdo entre las partes los padres tienen previsto avanzar con la demanda judicial, tanto Civil como Penal.