Terminó la danza de nombres y, sin tiempo que perder, comenzará en las próximas horas la nueva era de Miguel Angel Brindisi, aquel técnico ganador con el Independiente 1994/95 que vuelve 18 años después con una misión mucho más ingrata: la de salvar al Rojo del descenso.
El DT había integrado en el transcurso del lunes la gruesa lista de entrenadores que no dudaron en declinar el ofrecimiento de los dirigentes para ocupar el lugar de Américo Gallego. Un equipo grande en esta situación siempre es considerado un fierro caliente que pocos pueden soportar.
Sin embargo, en el final del día el propio presidente Javier Cantero se aventuró en la tarea de convencerlo, y Brindisi no pudo volver a negarse. Un llamado de Julio Grondona y la buena convivencia que augura con Gabriel Milito, a quien Cantero ya confirmó en una función parecida a la de manager, lo convencieron. No dirige desde hace dos años, cuando condujo a Huracán.
La idea es que firme un contrato por dos años, para no supeditar su continuidad al éxito de su cruzada por la permanencia. Toda la confianza, hoy, está puesta en Brindisi.