Maltrato verbal y físico, hostigamiento y hasta la desaparición de trabajos científicos son algunos de los motivos de las cinco instrucciones sumarias que enfrenta por estas horas Celia D’Angelo, rectora del histórico Colegio Nacional Justo José de Urquiza de Concepción del Uruguay. Los cuestionamientos provienen de parte de docentes, preceptores, administrativos y hasta de la propia vicerrectora de la institución, que atraviesa una situación de crisis general.
Una de las evidencias del deterioro en la calidad académica y en otros aspectos de la institución educativa, fundada por Justo José de Urquiza el 28 de julio de 1849, es la matrícula, que hoy no alcanza los 1.000 alumnos, cuando la capacidad de las 33 aulas del colegio es para, al menos, 2.400. A la mañana van sólo 600 chicos cuando podrían asistir más de 1.000. Y, a la tarde, concurren nada más que 300 estudiantes.
Las cinco denuncias
La última de las denuncias contra la rectora fue interpuesta en marzo por la docente Laura Benítez, que dijo ser víctima de maltrato verbal y físico y aportó testimonios de otros docentes de la casa. La presentación se sumó a otras cuatro radicadas el año pasado. La empleada administrativa Mercedes Gargano también denunció malos tratos y aseguró “sufrir menoscabo en su integridad moral”. Además, señaló irregularidades en la confección de títulos. El preceptor Alberto Zapata, por su parte, elevó su queja porque le dieron de baja horas sin justificativo alguno y lo obligaron a un traslado de su lugar de trabajo alterando así su actuación laboral.
Otra de las denuncias corresponde a la vicerrectora del Colegio Histórico, Norma Haudemand, que aseguró ser víctima de hostigamientos permanentes por parte de D’Angelo y presentó su queja porque no recibe por parte de su superior la información necesaria para el correcto ejercicio de su función dentro del establecimiento.
La quinta denuncia se produjo a raíz de la realización en el edificio del Colegio Histórico de una feria de ciencia y tecnología que organizó el Consejo General de Educación (CGE). Según la presentación, disconforme con los mecanismos adoptados por quienes organizaban la actividad, la rectora dio orden expresa al plantel de ordenanzas para que en los días en que se llevara adelante la muestra concurrieran “solamente a tomar mate”. La promoción de la quita de colaboración consta en una nota que lleva la firma de los trabajadores del sector.
Además, hay testigos que aseguran haber visto a D’Angelo llevarse carpetas con trabajos científicos que estaban para ser analizadas por los jurados. Sucede que los expertos sesionaron en la oficina de la vicerrectora y la rectora se llevó el material en un intento de perjudicarla, aseguran quienes observaron la situación.
El desarrollo de los sumarios
Las cinco denuncias, tal como establecen las normativas correspondientes, fueron presentadas por la vía jerárquica ante las autoridades de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), de donde depende el colegio. Luego se derivaron al área de asuntos legales de la unidad académica y el informe confeccionado por los abogados incluye cinco dictámenes en los que se aconseja avanzar con sendas instrucciones sumarias.
El 8 de abril, en reunión del consejo directivo de la Facultad de Ciencia y Tecnología, por unanimidad los 18 consejeros de los distintos claustros que integran el cuerpo decidieron avanzar con la apertura de las instrucciones sumarias, para lo cual emitieron cinco resoluciones, una por cada caso, que llevan los números del 15 al 19.
Actualmente, los procedimientos están en pleno desarrollo. El abogado sumariante será el encargado de convocar a los denunciantes para que ratifiquen y, en su caso, amplíen las presentaciones y también a la rectora para que efectúe su descargo.
Sin diálogo y con acusaciones
La profesora de Historia Celia D’Angelo llegó al cargo en 2011 a través de un concurso de antecedentes y oposición para una designación interina, tras la jubilación de Eduardo Giqueaux, que condujo la institución a lo largo de 32 años.
además, otros dos sumarios en curso y una denuncia penal interpuesta por la madre de una alumna en relación a una beca y un viaje de estudios, que está en un proceso de mediación.
. “A Celia le cuesta relacionarse. Arrancó su gestión con buena expectativa, pero, por su forma de ser, se fue enfrentando innecesariamente con mucha gente. No dialoga, sino que prioriza otras formas de relacionarse, a través de notas, que casi siempre son inquisidoras, acusatorias. ‘Hiciste tal cosa y esta nota va a tu legajo’, por ejemplo. También amenazaba con iniciar sumarios, aunque luego no los concretaba porque no tenían asidero”, sintetizó una persona que trabaja en la institución.
“Yo no la defiendo ni la termino de condenar. Se manejó mal y ha usado métodos que se viven casi como despóticos. Por ejemplo, la rotación sistemática de lugar de trabajo que ha utilizado con los preceptores, eso genera un malestar permanente. Y no escucha razones”, acotó una docente.