La Cámara del Crimen de Gualeguay dictó sentencia por abuso sexual con acceso carnal al curandero conocido como Titi Saco, que ofrecía sus “servicios” en el norte del departamento, y que ahora deberá cumplir siete años y seis meses de condena efectiva en el penal de esa ciudad, según resolvieron los vocales del tribunal.
Estaba acusado, además, de desobediencia judicial y amenazas, pero en definitiva la sentencia demostró que las “artes mágicas” de este chamán, como se presentaba a sí mismo ante los vecinos del Rincón del Doll, Molino Doll y Las Cuevas, de poco valen a la hora de la verdad.
Este sujeto, de apellido Solís, 41 años y con domicilio en el distrito Las Cuevas, departamento Diamante, había sido excarcelado por el juez Calleja durante el proceso de la causa, aunque con una medida de restricción que le impedía acercarse a la familia de la víctima y a testigos involucrados en el expediente.
No obstante, el 4 de abril del año pasado se constató la desobediencia a la restricción, luego que Solís tomara contacto con algunos testigos de la causa.
Entre las restricciones impuestas, Solís debía presentarse todos los días a la comisaría de Las Cuevas, y no acercarse a la zona del lugar donde habría producido el supuesto abuso sexual. No cumplió con una ni otra orden, por lo que ante la desobediencia judicial reiterada, Calleja ordenó la inmediata detención y traslado a la unidad penal de Gualeguay.
La defensa de Solís apeló a la Cámara de Concepción del Uruguay, desde donde llegó el rechazo a la apelación, confirmando el procesamiento y la prisión preventiva.
La historia
En las primeras semanas de marzo de 2012 se radicó en la Fiscalía local una denuncia contra Solís. La denuncia fue radicada por la madre de la víctima, ante quien la chica confesó la circunstancia aberrante que le había tocado padecer, y que se encontraba amenazada por el perpetrador.
La menor llevaba algunos días mostrándose extraña, agresiva y huraña, lo que había llamado la atención de la familia, comportamiento que se trasladó a su novio, también menor de edad, quien en un comentario habría dado la punta del ovillo a la madre de la menor, luego que la víctima se lo hubiera confesado junto a las amenazas de muerte que recibió.
Vecinos de Rincón del Doll lo describieron como curandero, adivinador, etc., prometiéndoles a las víctimas de su estafa la solución a sus problemas a través de un mecanismo mágico o sobrenatural, a cambio de un pago que variaba según “la cara del cliente