Esta comisión, instaurada por un documento de puño y letra del pontífice argentino, se inscribe en una amplia reforma de la Curia (gobierno del Vaticano) y de las estructuras centrales de la Iglesia, sacudidas en los últimos años por los escándalos.
La flamante comisión empezará a trabajar a principios de agosto y presentará sus propuestas directamente al papa.
Tendrá ocho miembros -siete expertos laicos y un solo religioso- que dispondrán de un mandato "amplio", pero que "no sustituirá" a los dicasterios (ministerios), precisó el portavoz, Federico Lombardi.
Su objetivo será "evitar el derroche" de recursos económicos, favorecer la "transparencia" en las adquisiciones de bienes y mejorar la gestión del patrimonio mobiliario e inmobiliario de la Iglesia, agregó.
Francisco, que asumió en marzo la jefatura de la Iglesia católica, muestra así, en vísperas de partir a Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), su determinación de emprender reformas en el Vaticano.