1 de octubre de 2013 |
JUAN XXIII Y JUAN PABLO II CANONIZADOS. |
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EL 27 DE ABRIL EN EL VATICANO.
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Ciudad del Vaticano.- Los expapas Juan XXIII (1881-1963) y Juan Pablo II (1920-2005) serán canonizados el próximo 27 de abril y se convertirán en los otros dos pontífices proclamados santos en los últimos cien años junto con Pío X (1835-1914), anunció ayer el papa Francisco. La fecha para elevar al altar a los papas Angelo Roncalli y Karol Wojtyla fue elegida por el pontífice argentino durante el consistorio celebrado hoy con los cardenales y corresponde al primer domingo después de Semana Santa, cuando la Iglesia católica celebra a la Divina Misericordia.
El camino hacia la santidad tiene varios escalones: en los casos más tradicionales, primero debe ser nombrado Venerable Siervo de Dios, el título que se da tras la muerte a quien se le reconoce haber vivido las virtudes “de manera heroica”.
Después es necesario, tras una especie de “juicio”, que sea reconocido un milagro para ser proclamado beato y después otro para la canonización, aunque el Papa puede saltarse alguno de estos pasos, como hará en el caso de Juan XXIII.
La canonización de Wojtyla llega en tiempo récord pero siguió todos los pasos marcados por la Iglesia: la subida a los altares de Juan Pablo II, cuyo papado duró casi 27 años, fue casi por aclamación popular tras el “santo súbito” (santo ya) que resonó durante días en la plaza San Pedro, frente al Vaticano. En mayo de 2011 la Congregación para las Causas, el organismo del Vaticano que evalúa a los candidatos a la santidad, consideró como primer milagro el caso de la monja francesa y enfermera Marie Simon Pierre, de 51 años.
Según la comisión médica que actuó en el caso la religiosa se curó de manera inexplicable de la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Wojtyla en los últimos años de su vida.
En cuanto a Juan XXIII, su figura de “Papa bueno” fue resaltada en varias ocasiones en los seis meses que lleva de pontificado Bergoglio, que sorprendió el 5 de julio pasado al anunciar que lo proclamará santo sin esperar ese milagro, en una decisión inédita.
La santificación de Juan Pablo II y Juan XXIII se produce en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por Roncalli, aquel papa del norte de Italia al que todos consideraban de “transición”.
En enero de 1959 el pontífice sorprendió a los cardenales, tras una misa en Roma, al anunciar en breves y sencillos términos (“el discursito”, lo llamó) que convocaría a un concilio ecuménico, que se desarrolló entre 1962 y 1965 en la Basílica de San Pedro y constituyó uno de los hechos trascendentes del siglo XX.
El concilio, que impulsó las misas en idiomas locales en vez de en latín y de espaldas, se centró en el desarrollo de la fe, la renovación moral en los fieles, la adaptación de la disciplina eclesiástica a los tiempos y a una mejor interpretación de las otras religiones, en especial las de Oriente.
El último pontífice canonizado es Giuseppe Sarto, quien ejerció su pontificado desde 1903 hasta su muerte, apenas iniciada la Primera Guerra Mundial. Lo llamaron “el Papa de la Eucaristía” y fue canonizado en 1954. Procuró acercar a los niños a la fe, promovió la confesión frecuente e impulsó la codificación del Derecho Canónico, que no llegó a ver. “Su tiara estaba formada por tres coronas: pobreza, humildad, bondad”, dice el epitafio sobre la tumba de Pío X, en la Santa Sede, donde también descansan los restos de Juan XXIII y Juan Pablo II, que como su predecesor serán canonizados el año próximo.
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