Gustavo Carballo y su familia, constituida por su esposa, su hija y su suegro, quien se encontraba de visita en el lugar, decidieron participar de los festejos.
Cuando regresaron, cerca de las cuatro de la madrugada, se encontraron con la novedad de que su casa había sido robada. Los ladrones habían roto una ventana pequeña por donde ingresó una persona, quien abrió posteriormente la puerta a sus cómplices.
Además de encontrar un gran desorden, pudieron constatar la faltante de la computadora, el televisor, dos garrafas de 10 kilos cada una, electrodomésticos, prendas de vestir y hasta la mochila de su hija recién comprada para iniciar las clases.
Se dio aviso a la Comisaría de La Picada que llegó al lugar para recibir la denuncia y recorrer el terreno.
Los únicos elementos recuperados fueron la mochila de la menor (con dos kilos de azúcar en su interior), la valija vacía y algunas prendas de vestir. Fueron encontrados por Carballo quien inspeccionaba los fondos del inmueble buscando algún objeto de los desaparecidos.