La madre de Juan Pablo Franchi, quien el pasado fin de semana mató a un policía, hirió gravemente a otro al escapar de la Alcaidía de Concordia y luego se suicidó en Colón, dio cuenta de la lucha que tuvo su familia con la adicción a las drogas del joven que ultimó al uniformado y que ya había matado a puñaladas a un médico.
En una carta, Ana María Rodríguez de Franchi pidió “perdón por todo el daño causado por mi hijo”.
La mujer relató que “en 1980 llegamos a la Argentina con el único fin de trabajar sin descanso, sin vacaciones para crecer y para progresar, para criar a nuestros cuatro hijos y darles una casa, un techo y un hogar. Fueron muchos los lugares que vivimos en Concordia y es mucha la gente que nos conoce y sabe qué tipo de personas somos, en nuestra casa siempre se fomentó el deporte como también los buenos valores”.
Sobre el homicida recordó: “Juan Pablo corría en bicicleta, en muchas oportunidades fue campeón, pero hace trece años nuestro hijo ingresó en un mundo del que nosotros no conocíamos nada, y del cual solo sabíamos por dichos y medios de comunicación. Nuestro hijo se empezó a drogar y así empezó todo, un camino de caídas y tropezones constantes, pero nosotros siempre estuvimos juntos buscando la manera de ayudar para mejorar la situación, tanto nosotros sus padres como sus hermanos”.
“Pablo tenía muchas cualidades pero su adicción a las drogas lo transformó en otro y ya no era la misma persona que fue. Estuvo siete meses y dieciocho días en la Alcaidía, pero habiendo ya pasado por institutos de rehabilitación, médicos, siquiatras, sicólogos, Etc”, contó la mujer. A paso seguido destacó: “en este lugar los policías fueron buenos con nosotros siempre y lo agradecemos, así como hemos pasado por distintos médicos e instituciones. Lamentablemente, hemos tenido que esperar meses por un turno con especialistas, lamentablemente son muchos los lugares de venta de droga y son muchísimas las personas afectadas y no se hace nada al respecto. Recibimos un discurso político mentiroso y embaucador, que siembra falsas esperanzas en personas como nosotros que esperamos una respuesta o una solución, una mano que no recibimos. Así mueren los chicos, hijos, padres, hermanos o nietos de alguien, dignos de personas sin consuelo”.
Reveló enseguida que “Juan Pablo también era papá de dos ángeles, es una lástima que no haya instituciones ni herramientas indispensables, en nuestra ciudad, para tratar los miles de casos de adicción”.
“En nombre de nuestra familia queremos pedir perdón a los afectados y a sus familias y amigos. Ayer llego el día que esperábamos que no llegue, ayer enterramos a nuestro hijo y lo amamos y lo vamos a amar eternamente, todos aquellos que nos conocen saben con qué valores educamos a nuestros cuatro hijos y no sabemos cómo seguir. Por tus hijos Juampi, vamos a hacer todo, ellos lloran, lloran y te llaman”, expresó Ana María Rodríguez en la misiva.
“Mi hijo no era un asesino, la droga lo mató y no recibimos ayuda de quien la tiene que dar, los chicos se mueren y todos saben quién vende y dónde. Los que tienen drogadictos en su casa saben lo que digo, y cada vez hay más y más. Como madre pienso que todo va a seguir igual se van a seguir muriendo y matando”, concluyó".