Mientras se discute la efectividad de las medidas para proteger a las víctimas de la violencia de género, los femicidios siguen ocurriendo.
Durante 2015, 286 mujeres murieron en todo el país a manos de hombres que, en el 71% de los casos, tenían algún vínculo cercano con ellas. Los asesinatos, la mayoría cometidos con armas, dejaron a 214 chicos sin su madre.
"Son proyectos de vida que quedaron truncos", resaltaban los integrantes del Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, de la ONG La Casa del Encuentro, al presentar el informe de femicidios ocurridos el año pasado. En 2014, la cifra alcanzó las 277 muertes.
Las mujeres asesinadas el año pasado fueron, en su mayoría, baleadas, apuñaladas y golpeadas. El nuevo registro, destacó la presidenta de la ONG, Ada Rico, puso en evidencia el incremento de la saña en los homicidios: respecto del año anterior crecieron considerablemente las víctimas que murieron quemadas. En 2014, se habían registrado nueve casos; durante 2015 hubo 21 bajo esa modalidad. Es decir, un crecimiento del 43 por ciento.
En el 71% de los 286 femicidios el agresor tenía algún vínculo con la víctima: en 173 de ellos se trataba de la pareja actual o de un ex y el resto eran otros allegados. Tal como ocurrió en otros relevamientos, la gran mayoría de los hechos de violencia de género se cometieron dentro del hogar. Sesenta y seis de los crímenes sucedieron en la vivienda de las mujeres. En tanto, 72 de los homicidios ocurrieron en el inmueble que la víctima compartía con su pareja.
Por estos 286 crímenes, 322 chicos perdieron a su madre. El 66% de estas víctimas colaterales son menores de 18 años. Rico resaltó: "Estos chicos quedan en manos de asesinos. Por eso, estamos pidiendo que avance el anteproyecto de pérdida automática de la responsabilidad parental para los femicidas condenados". El documento, que fue presentado en diciembre pasado, exige que se incorpore un artículo al Código Civil que prohíba a los agresores mantener el contacto con sus hijos.