Las tasas de los plazos fijos subieron hasta diez puntos porcentuales esta semana y en algunos bancos alcanzan el 50 por ciento, luego de la dura negociación del gobierno con las entidades financieras para que colaboren con la política monetaria. El objetivo es que los bancos le paguen cada vez más a los ahorristas por tener su dinero a plazo y evitar así que éstos decidan comprar dólares, lo que generaría tensiones cambiarias, o usar el dinero para gastar, aumentando la circulación de efectivo.
El Banco Central continúa profundizando la cada vez más restrictiva política monetaria que puso en marcha en octubre y hasta el momento no ha mostrado resultados para la inflación, que en marzo habría alcanzó el 53 por ciento anual, el nivel más alto en 27 años, según estimaciones privadas.
El Informe Monetario Diario emitido por el Banco Central el pasado miércoles indica que la tasa promedio para un plazo fijo minorista en pesos a 30 días subió del 36,28 por ciento, nivel registrado hace un mes, al 45,51 por ciento.
La tasa de interés Badlar, que se utiliza para depósitos mayores a un millón de pesos, saltó del 37,7 por ciento hace un mes hasta el 47,88 por ciento; y en los bancos privados ya alcanzó el 48,81 por ciento, un nivel récord.
A pesar de la suba de lo que pagan los bancos por el dinero de los ahorristas, la tasa de interés aún está hasta más de dieciséis puntos por debajo de la tasa promedio de corte de las Letras de Liquidez que cobran del Banco Central, dado que esta se ubica en torno al 66,76 por ciento.
En la negociación con el Banco Central, los bancos consiguieron, a cambio de subir las tasas de los plazos fijos, poder destinar hasta el 100 por ciento de su patrimonio y hasta el 100 por ciento del promedio mensual de saldos de depósitos en pesos del mes en curso a Letras de Liquidez.
Antes, por una cuestión de estabilidad, fortaleza y liquidez del sistema financiero los bancos podían tener Leliq por hasta el 65 por ciento de los depósitos del mes anterior, pero para el gobierno hay una urgencia mayor: bajar la inflación y evitar, por todos los medios, que suba el dólar.