VIALE
Un docente que está preso por abuso de menores estudia Geografía
La reciente publicación de un informe referido a los condenados que purgan su pena en las cárceles entrerrianas y cursan estudios universitarios -difundido desde el área de prensa del gobierno provincial- puso en conocimiento de los ciudadanos de Viale la situación del principal protagonista de un hecho que conmocionó a esa localidad.
Se trata de Mario Vélez, un docente de Música condenado por el abuso de dos menores de Viale. En septiembre de 2004, Vélez fue denunciado por las madres de dos alumnas del Instituto Comercial Virgen de la Medalla Milagrosa de Viale, donde se desempeñaba como profesor de danzas folclóricas, quienes dijeron que habían mantenido relaciones íntimas con el docente, quien también cumplía funciones como maestro de Música en una institución para niños especiales.
El 16 de mayo de 2006, la Sala I de la Cámara del Crimen integrada por Daniel Perotti; Felipe Celli y Juan Ascúa resolvió de manera unánime condenarlo a 13 años de prisión efectiva por considerarlo autor responsable del delito de abuso deshonesto agravado de una alumna de 12 años que concurría al Virgen de la Medalla Milagrosa y de una familiar directa del docente, de 11 años. La sentencia fue confirmada por el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia y la Cortes Suprema de la Nación.
La noticia difundida fue la renovación por cinco años del convenio entre la Facultad de Humanidades de la Uader y el Servicio Penitenciario provincial, lo que permite que alrededor de 14 internos, entre las que se cuentan cuatro mujeres, acceden a clases en las unidades penales Nº 1, 4 y 6. Se trata de una experiencia inédita en el país, ya que ninguna otra contempla la posibilidad de que sean mixtas, se explicó.
En este contexto, Vélez sostuvo que aún dentro de la cárcel “es un espacio para estudiar, aunque más difícil geográficamente o no bien visto por la sociedad muchas veces”.
En cuanto a las motivaciones del estudio, dijo: “Trato de aprovechar el tiempo de condena que tengo”, a la vez que aseguró que en ese contexto “los tiempos son limitados para el estudio o el trabajo”.
Respecto de su desempeño como estudiante, dice que es necesario “ponerse en la situación, en el momento. No todos los días en la unidad penal uno tiene ganas de levantarse a estudiar. Hay que hacer el esfuerzo, tratar en lo posible de salir adelante y progresar, porque afuera nos espera un futuro y tenemos que continuar. Es lo principal”, recalcó.
“Siempre fui optimista desde que quedé detenido. Creo que uno tiene que aprender a no sentirse preso. Privado de la libertad es otra cosa, se puede perder la libertad de cuerpo pero de pensamiento y acción no. Ahí es donde está la clave de nuestro futuro”.
En relación a sus perspectivas para el día de mañana, manifestó: “Todo cambia, el tiempo no se detiene porque uno esté privado de la libertad aquí. Tal vez la sociedad, en la que yo vivía, no nos permite acceder a muchas cosas por pensamiento lógico o prejuicios hacia los presos”.